Japón siempre ha sido un país marcado por su belleza floral y una fauna, a la par con su compleja leyenda. Un 80% de su paisaje se forma a partir de montañas de cima donde la neblina no distingue víctima; montañas famosas en todo el mundo como el Monte Fuji, el Monte Hotaka, Tate y otros. Si trasladamos eso al concepto de la belleza, cada protuberancia rocosa es única; no hay dos iguales. La sorpresa y suspiros perennes abandonan tu cuerpo cuando te encuentras ante su presencia celestial.
Dichas montañas se pueden clasificar en dos categorías: unas verdes como la naturaleza misma, llenas de vida y árboles centenarios que lamen la ladera de las mismas de manera completa. Por otro lado, las montañas azules bañadas de harina en su pico.
Podríamos seguir escribiendo sobre ello, pero nada les haría justicia. Es mejor que lo experimentéis por vosotros mismos y os dejéis llevar por las corrientes de los Samuráis y su bushido.
Campos y valles
Los campos de lavanda; flores de similar familia que bañan la tierra como una alfombra de fulgor púrpura. Este es el color y sentimiento general que podréis encontrar en un campo japonés y, solo a falta de una pieza musical de Hans Zimmer de fondo, esta imagen seguro que la habéis visto alguna vez, aunque sea en documentales.
Conocidos como La tierra sagrada de los campos lavanda de Hokkaido, dicho nombre define perfectamente lo existente en dicha región del país. Todo rodeado por bosques frondosos donde el rocío de la mañana baña una atmósfera vegetal abrazada por los rayos de sol del alba.
Dentro del contexto de los campos, hay unos que todavía son más característicos en Japón y algo de lo cual nos beneficiamos en todo el mundo: los campos de arroz. Tradicionales y simbológicos, estos campos han representado el oficio y beneficio nipón desde los tiempos del Feudalismo Japonés; los Samuráis que han abandonado el bushido, convirtiéndose en Ronin y un contexto característico de las películas de Akira Kurosawa.
Un oficio tradicional para una cultura donde el arroz es el ingrediente base para muchos de sus platos gastronómicos.
Dejando campos a parte, los valles también son destacados en Japón. Si cogemos los mismos principios descrito en párrafos anteriores, los valles japoneses manifiestan el mismo tipo de belleza pero en forma de V. No obstante, si bien algunos y marcados, pocos son los valles destacados que se pueden encontrar en Japón, convirtiéndolos en un suspiro pasajero.
Lagos
Los lagos, extensiones de agua alimentadas de acuífero subterráneos, es un paisaje japonés muy común en su contexto geográfico. Entre ellos, el lago de Biwa sería de los más conocidos. Encontrado cerca de Kioto y situado en el centro de la misma isla, dicha extensión de agua ha servido de conexión geográfica entre las áreas anexas que rodean el lago a derecha e izquierda.
Dejando a banda sus características acuáticas, este lago atrae a muchas especies voladoras, las cuales construyen sus nidos en los árboles cercanos, siendo un lugar de descanso y cría de pájaros migratorios, inclusive patos, que se pasan la mitad del año construyendo familias dentro de la cultura japonesa.
Además, el lago Biwa es una de las fuentes de agua fresca más antiguas del mundo, llena de recursos marinos (pescado, algas...), incluso exportando sus perlas a la industria del país.
En el campo de actividades familiares y deporte, el lago Biwa ofrece la oportunidad de hacer piragüismo, la pesca, nadar... Aunque, si bien es cierto, que la pesca resta prohibida en muchos lagos del país, en teoría, en Biwa puedes lanzar el anzuelo, aunque siempre recomendamos consultar previamente con las autoridades locales.
Paisajes característicos
Isla de Okinawa
Situada en el océano pacífico, este paisaje japonés está poblado por playas caribeñas y un clima uniforme durante todo el año, donde el Sol siempre regala la atmósfera perfecta para perderte entre arenas blancas y agua cristalina.
Aunque no todo es playas y cócteles. Okinawa es un lugar cultural muy importante, visitado y estudiado por entusiastas de la materia. Compuesta por 150 islas en el conjunto del archipiélago, Okinawa es una de las sedes mundiales del buceo o para las personas que practican el snorkel.
Con un museo local donde podemos experimentar toda la historia, cultura, herencia natural y folklore del lugar, todo es redondeado con una colección de arte exquisito donde se ilustra la historia más característica del país.
La cascada de Nachi
La cascada de Nachi, en la prefectura de Wakayama, es, sin duda, una de las cascadas más famosas de Japón, considerada también como la más alta del mismo. Descendiendo con un peso de una tonelada de H2O, esta cascada siempre ha estado relacionada con simbología religiosa y ha sido sede de muchas capillas dedicadas a la religión local.
Hoy en día continua siendo considerada como un lugar de peregrinaje, pues resta cerca del Templo Seigantoji, poder contemplar esta maravilla de cerca os costaría 2,30€; cada céntimo justificado.
Monte Wakakusa
Conocido también como el Monte Mikasa, pero sin ningún titán a la vista, el Monte Wakakusa, traducido como hierba joven, es un paisaje japonés hogar de tradiciones centenarias, donde se quema hierba de manera anual en el festival Yamazaki. Siendo una cima muy tranquila, con la ciudad de Nara de fondo, el mismo lugar donde los ciervos corren libres, podéis dejaros llevar por el sonido del ganado pasturando y respirar el mismo oxígeno que absorbe la Diosa japonesa por excelencia: la naturaleza.
Lugares de interés
Los paisajes japoneses, igual que su cultura y tradición, quedan bañados de una belleza incalculable y justifican la pasión mundial por este pequeño país con una de las historias más complejas e interesantes de nuestra evolución como especie.