Fuente de Trevi

Las mejores 36 cosas que ver en Roma por orden de prioridad

En ocasiones cuesta encontrar atractivos turísticos en una ciudad. No es, ni mucho menos, el caso de Roma. En Roma el problema es más bien el contrario, decidir que sitios vamos a añadir a nuestro plan de viaje y cuales, mal nos pese, se verán descartados. La ciudad eterna propone a sus visitantes infinidad de lugares que visitar y planes por hacer. Tantos son sus reclamos que a veces cuesta ordenar nuestras prioridades, desgranar el monumental catálogo y decidir cuales se incluirán en nuestro itinerario. Por esto traemos este post sobre los mejores lugares que visitar en Roma ordenados según su relevancia.

Los 12 lugares imprescindibles de Roma

La ciudad eterna cuenta con incontables atractivos. Muchos monumentos, infinidad de iglesias y basílicas o museos de todo tipo siempre pueden resultar interesantes de visitar. Sin embargo, hay 12 lugares imprescindibles en Roma que no te puedes perder durante tu visita. Por su historia, su buen estado de conservación o sencillamente porque son espectaculares, estos son lo que debes ver sí o sí:

Coliseo Romano

Quizás no sea muy original, pero debemos comenzar nuestro ranking de atractivos turísticos de Roma con un clásico, el Coliseo Romano. Este colosal anfiteatro, construido durante el siglo I, ha viajado por los tiempos sobreponiéndose a todo tipo de circunstancias para establecerse en la actualidad como una de las mejores herencias culturales del imperio romano.

Su más que popular estructura es un emblema para la ciudad de Roma, a menudo se utiliza como símbolo para representar la histórica metrópoli. La primera impresión del Coliseo es una sensación increíble. A menudo nos hallamos surcando las calles de la ciudad y de repente algo se asoma en el horizonte, esa forma que hemos visto en tantas y tantas películas se alza monumentalmente frente a nosotros, desencadenando una sonrisa que mezcla ilusión y el asombro. Resulta inevitable echarse a tirar fotos como si no hubiera mañana.

Como ya te debes imaginar, visitar el Coliseo por dentro es obligado. Existen muchas maneras de entrar al edificio, podemos comprar entradas simples o combinadas, contratar algún tour o una audioguía en su interior, ir de día o de noche, etc. Las modalidades de visita dependen de gustos y presupuesto, pero una cosa está clara, todas merecen la pena. El Coliseo graba un bello recuerdo en las mentes de aquellos que tienen el placer de pasear por sus gradas e imaginar los incontables combates de gladiadores, las feroces cacerías de animales de todo tipo y las espectaculares batallas navales que tuvieron lugar en él.

Recomendamos que también te acerques a la zona del Coliseo durante la noche, cuando sus arcos están iluminados regalan una estampa admirable.

El Coliseo de noche.

Basílica de San Pedro

De la gran construcción romana, vestigios del pasado de la ciudad, vamos al corazón del Vaticano, donde encontramos la imponente Basílica de San Pedro, piedra angular del catolicismo y otro de los lugares que no te puedes perder en Roma. El lugar de culto cristiano más grande del mundo es una obra arquitectónica y artística que deja a cualquiera boquiabierto. Sus magnitudes son tales que no nos podemos hacer una idea hasta que estemos dentro, viendo como su cúpula se alza sobre nuestras cabezas empequeñeciendo a los visitantes.

La cúpula de la Basilica Papale di San Pietro in Vaticano, como se le llama en italiano, resalta sobre los edificios de toda Roma, la podremos ver desde cualquier lugar con vistas de la ciudad. La basílica se encuentra situada justo encima de la sepultura de San Pedro, apóstol de Jesús y primer Papa de Roma.

Una vez dentro, podremos pasar horas apreciando sus esculturas, frescos y mosaicos. Durante tu visita a la Basílica del Vaticano no te olvides de empaparte de historia, sus muros albergan cinco siglos de acontecimientos. Algo que recomendamos a todos aquellos que no sufran vértigo es subir a la cúpula. Podremos contemplar el interior del templo desde lo más alto así como los mosaicos de la propia bóveda. Una vez vista la planta de cruz desde su corona podremos salir al exterior y disfrutar de, probablemente, las mejores vistas de Roma, empezando por la plaza San Pedro.

Interior de la Basílica de San Pedro visto desde lo alto de su cúpula.

Fontana di Trevi

En pleno casco antiguo encontramos otro de los monumentos imperdibles de Roma. Ya sea para sacar bonitas fotos, contemplar su belleza o lanzar una moneda para pedir suerte, la concurrida fuente barroca es un reclamo para todos los visitantes. No puedes marcharte de la ciudad sin visitar la Fontana di Trevi, pero tampoco te costará mucho incluirla en tus planes, está tan bien ubicada que nos toparemos con ella sin querer.

Mientras paseamos tranquilamente por el centro de la ciudad, el oído será el primer sentido en detectar que hay algo importante cerca. Oiremos el bullicio enredado con el sonido del agua de la fuente. De repente, giraremos la última esquina y el espectáculo se volverá visual, sabremos en seguida que hemos llegado a la Fontana di Trevi.

Este monumento fue impulsado por el Papa Urbano VIII en 1625 y nos muestra una escena del dios Océano implacablemente domando a dos caballos de mar junto a dos tritones. Al igual que pasa con otros atractivos turísticos de Roma, recomendamos visitar la Fontana tanto de día como de noche, la estampa que nos regala cuando está iluminada vale mucho la pena.

Por último, resaltar que la tradición marca que las monedas sean lanzadas de una forma específica a la fuente. Colócate de espaldas, sujeta la moneda con la que pedirás la buena ventura con la mano derecha y lánzala por encima de tu hombro izquierdo.

Las esculturas de la Fontana di Trevi.

Panteón de Agripia

En Roma los planes nunca se acaban, pero si te estás preguntando que más hacer debes visitar el Panteón. Este antiguo templo romano reconvertido en iglesia merece, sin duda alguna, ocupar las primeras posiciones en cuanto a que ver en Roma se refiere.

El Panteón de Roma también se encuentra en un lugar céntrico, adorna la Piazza della Rotonda junto a un precioso obelisco. La magia empieza contemplando sus 16 columnas de 14 metros de altura y sigue mientras reseguimos todos sus detalles. Belleza aparte, el mayor mérito del monumento es el excelente estado de conservación en el que se encuentra un edificio de tales magnitudes, hecho con métodos y materiales de construcción antiguos. Una vez dentro descubriremos varios detalles de la actual iglesia, como un precioso suelo de coloridas formas geométricas, la claraboya del techo sin tapar (cuando llueve también llueve en el centro de la sala) o las tumbas de los primeros reyes de la Italia unificada (Víctor Manuel II y su esposa Margarita) y la del célebre artista Rafael.

El templo se erigió durante el gobierno de Augusto en el año 126, sustituyendo a un antiguo templo que se había quemado. Su nombre procede del griego y significa “templo de todos los dioses”. Posteriormente, en el año 608, el templo pagano fue el primero es convertirse en iglesia (Santa María de los Mártires). Su uso y mantenimiento continuado ha garantizado que el templo llegue a nuestros días en un estado envidiable.

Fachada del Panteón al atardecer.

Capilla Sixtina

Hasta ahora hemos hablado de monumentos que destacan, entre otras cosas, por su gran tamaño. La Capilla Sixtina varía un poco en eso. No es que sea una capilla pequeña, pero tiene unas dimensiones bastante estándares. Lo que hace que la Capilla Sixtina sea tan especial son sus frescos.

Durante nuestra visita al Vaticano, y una vez finalizada la mayor parte de las exposiciones de sus museos (de los que hablamos a continuación), llegaremos a la preciada capilla. Dispone de unos bancos junto a las paredes donde sentarse a contemplar los murales y a atender a las explicaciones, ya sean de un guía turístico o de la audioguía. Estos se agradecen pues tras la visita de los museos se suele llegar exhausto a la capilla. El ambiente es relajado, aunque suele haber mucha gente visitándola se respeta el silencio que, junto al azul que predominante de los muros, crea el efecto de estar acariciando el cielo.

En las paredes de la capilla encontramos frescos pintados por varios artistas de renombre como Perugino, Rosselli o Botticelli entre otros. Estos frescos laterales representan escenas de la vidas de Jesucristo y Moisés.

Aún que todo lo mencionado ya es espectacular, el plato fuerte son los frescos de Miguel Ángel de la bóveda. El artista, que quiso renunciar al encargo porque se consideraba escultor y no pintor, grabó en el techo de la capilla pinturas que quinientos años más tarde aún sorprenden por su complejidad. Se debe tener en cuenta que Miguel Ángel pintó más de 460 metros cuadrados la mayoría de los cuales están boca abajo a 20 metros de altura. Miguel Ángel representó a los antepasados de Cristo, los profetas, los apóstoles y nueve escenas del Génesis entre las que se encuentra la obra más famosa de la capilla: La Creación. También fue el encargado de pintar el Juicio Final en la pared que se encuentra detrás del altar.

En conclusión, la Capilla Sixtina junto al resto del Vaticano son uno de los lugares que visitar en Roma que no te puedes perder.

Famosos fresos del techo de la Capilla Sixtina

Museos Vaticanos

Pocos museos impresionan tanto como los museos del Vaticano. Los llamados Musei Vaticani en italiano se fundaron el 1506 y durante 500 años han estado acumulando obras de arte, tanto religiosas como de otras culturas, para culminar con una de las colecciones más extensas del mundo.

Uno puede pensar que estamos exagerando, hasta que los visita. El Vaticano cuenta con un total de 25 exposiciones abiertas al público que recorren estancias, pasillos y patios para deleitarnos con las obras que varios papas se han encargado de conservar y ampliar. Lo fascinante es que la recopilación no solo cuenta con arte católico, encontramos secciones dedicadas a muchas otras culturas. Entre las más destacadas encontramos museos dedicados al Antiguo Egipto, bastas esculturas del Imperio Romano, un museo Etrusco, galerías de arte pictórico religioso tanto antiguo como contemporáneo y sus dos joyas de la corona: La Capilla Sixtina y las estancias de Rafael.

Es tal su extensión que durante el recorrido vamos a encontrar, incluso, dos restaurantes. Esto se debe a que si uno quiere visitar los museos con profundidad va a necesitar muchas horas, incluso podríamos hablar de días. Los museos disponen de una audioguía en varios idiomas (entre ellos español) que cuenta con contenido muy didáctico sobre las obras más importantes de cada sala. Esta guía no dispone de explicaciones de todas las obras pues eso sería materialmente imposible. Estamos frente a un museo con más de 80.000 obras que es el quinto más visitado del mundo con una media de 4,5 millones de visitas anuales.

Pasillo de la exposición de esculturas de la antigua Roma en los Museos Vaticanos

Altar de la Patria

El monumento a Víctor Manuel II, también conocido como Altare della Patria, es sin duda otro de los imprescindibles en Roma. Antes hemos comentado que este rey se encuentra enterrado en el Panteón. Recibe honores especiales por ser el rey que, durante el siglo XIX, unificó los varios estados en los que estaba dividido el territorio formando la actual Italia.

Este monumento es una megaconstrucción cargada de simbolismo para el patriotismo italiano. La construcción mide 135 metros de ancho y 70 de alto y, junto a la Basílica de San Pedro, es el monumento que más destaca en la panorámica de Roma. Está hecho de mármol blanco y cuenta con excepcionales estatuas que lo engalanan señorialmente.

En el monumento también se encuentra la tumba del soldado desconocido. Custodiada por guardias, honra con su llama eterna a todos aquellos que cayeron luchando en la Primera Guerra Mundial y no pudieron ser identificados.

Visitar el monumento es gratuito, solo hay que pagar si queremos subir con el ascensor al mirador panorámico ubicado en su azotea. Recomendamos dicha visita, desde allí las vistas de la ciudad eterna son inmejorables.

Altar de la Patria de Roma de noche.

Plaza Navona

Donde durante el Imperio Romano había el Estadio de Domiciano hoy encontramos la céntrica Plaza Navona (Piazza Navona), epicentro social y cultural de la ciudad de Roma y uno de los conjuntos de arquitectura barroca más importantes.

Esta plaza alargada destaca por las tres fuentes ubicadas en cada uno de sus extremos y en el centro. La fuente central es la más reconocida, es la Fuente de los Cuatro Ríos (Fontana dei Quattro Fiumi) de Bernini. En ella se humaniza al río más largo de cada continente conocido por entonces. Por lo tanto se rinde homenaje al Ganges, el Danubio, el Nilo y el río de la Plata (en aquel momento se pensaba que era más largo que el Amazonas).

Su visita es fácil y agradable pues está en pleno centro, nos será muy fácil llegar allí e incluso la cruzaremos en varias ocasiones. Para saborear la visita a la Plaza Navona al máximo recomendamos visitarla con un guía turístico que nos pueda explicar todos los detalles.

La famosa plaza Navona al atardecer.

Escaleras de la plaza España

En Roma no todo es historia y admiración a su pasado. En la Plaza de España (Piazza di Spagna) se concentra la moda y la vanguardia romana. Prueba de ello son las lujosas tiendas de marcas de pasarela que venden sus prendas a aquellos que se las pueden permitir. Dior, Prada, Bvlgari, Gucci y muchas otras ostentosas marcas parecen competir para ver quien dispone del mejor local.

En la plaza destaca la tienda de Valentino, diseñador de moda de alto standing que dispone de un local excepcional justo en frente de uno de sus palacios.

Pero no es el shopping para millonarios lo que atrae a la mayoría de visitantes a Plaza de España, son sus escalinatas. Estos 135 escalones de mármol travertino fueron inaugurados en 1725 y han sido el escenario de muchos eventos de gran consideración, siendo los más famosos los desfiles de moda. ¿Qué mejor lugar para ubicar las tiendas de los diseñadores?

Escaleras de la plaza España.

Santa María la Mayor

Roma atesora cerca de 1000 iglesias, todas ellas de acceso gratuito. No creemos que tengas tiempo de visitarlas en su totalidad. Entre estas destacan 4 Basílicas Mayores y Santa María la Mayor, también conocida como Santa Maria della Neve, es una de ellas.

Aunque no es tan grande como la Basílica de San Pedro, Santa María tiene unas dimensiones colosales. Además, tiene una característica arquitectónica que la distingue de los demás lugares de culto: es un resumen de varias corrientes que van desde el paleocristianismo al barroco. La gran obra es una de las dos únicas basílicas que mantienen la estructura de planta de los primeros cristianos y una de las más grandes dedicadas a María. Durante los tiempos se ha ido ampliando, restaurando y reconstruyendo, por este motivo muestra muchos detalles barrocos, movimiento bastante más tardío pero muy arraigado en Roma.

La Basílica de Santa María de la Mayor es una basílica patriarcal. Esto significa que el mismo papa da misa en ella. Sirve como centro de muchas festividades religiosas, siendo la más destacada que es el punto final del Corpus Christi.

Como hemos comentado, esta gran basílica se remonta a los primeros cristianos, fue construida sobre el año 360. Como curiosidad, se dice que una nevada marcó el perfil de la planta de la basílica en el suelo, por eso recibe el nombre de “Santa María de la Nieve”.

Fachada de la basílica Santa María la Mayor o Santa María de la Nieve.

Castillo de Sant’Angelo

Seguimos el listado de lugares que ver en Roma con el Castillo de Sant’Angelo, también llamado Mole Adrianorum o Castellum Crescentii. Este Mausoleo de Adriano se encuentra a orillas del Tíber y la Via della Conciliazione lo une con el Vaticano en línea recta, a unos escasos minutos andando. También se puede llegar al castillo cruzando el Puente de Sant’Angelo, un puente de mármol actualmente peatonal que data del año 139, el propio emperador Adriano lo construyó para dar acceso a su mausoleo.

El Castillo de Sant’Angelo a cumplido con muchas funciones a lo largo de la historia. Desde tumba y monumento post mortem del emperador Adriano y otros emperadores romanos junto a sus familias hasta cuartel militar, pasando por penitenciaria, refugio del papa, etc.

El mausoleo cambió de nombre a Castillo de Sant’Angelo en el 590. La ciudad de Roma estaba siendo duramente castigada por la peste y se dice que el arcángel Miguel se apareció arriba del mausoleo indicando el fin de tal contingencia.

En la actualidad el castillo es un museo de 7 plantas que recibe cerca de un millón de visitas anuales. En él se exponen estatuas, las urnas de los sepultados, la estructura fortificada, sus bonitos patios, estancias renacentistas y varias salas de interés histórico entre otros. Recomendamos la visita a esta gran construcción para poder apreciar como el paso de los tiempos ha ido reconvirtiendo el antiguo mausoleo romano en un edificio de uso católico durante el medievo.

Castillo de Sant’Angelo de noche con una iluminación preciosa.

Foro Romano

Junto al Coliseo, e incluido en la propia entrada, encontramos los restos de lo que un día fue el núcleo del glorioso Imperio Romano. Aunque hoy en día solo quedan los restos de lo que en el pasado fue el centro social, político, comercial y religioso de uno de los mayores imperios que ha bañado el Mediterráneo, la visita al Foro es altamente aconsejable para acabar de empaparse sobre esta gran civilización.

Este gran parque arqueológico cuenta con antiguos templos, como los dedicados por ejemplo a Rómulo o a Saturno, varias basílicas como las de Júlia o Majencio y elegantes arcos del triunfo como los de Tito o Séptimo Severo.

Se recomienda visitar este espacio acompañado de un guía conocedor de las infinitas historias con las que cuenta el recinto, esperando a ser contadas para ampliar nuestro saber sobre la antigua cultura romana.

Vistas del foro Romano.

Los 12 complementarios que visitar en Roma

Una vez repasados los 12 lugares que ver en Roma de forma “obligada”, vamos a por 12 lugares más. Estos no son tan conocidos como los anteriores, pero nos pueden sorprender igual o más. Muchos de ellos están rodeados de historia y leyendas, siendo un legado cultural que a muchas ciudades del mundo les gustaría tener. Por su proximidad a los monumentos más destacados, su relevancia histórica y su gran interés cultural también debes añadir los siguientes lugares a tu lista de que visitar en Roma:

Bocca della Verità

Justo fuera de la pequeña Basílica de Santa María en Cosmedin, construida sobre el antiguo templo de Hércules, encontramos la Boca de la Verdad. Esta es una escultura del rostro de un hombre, se conjetura que podrían ser Neptuno, Júpiter, Océano o un fauno, con agujeros en los ojos, nariz y boca.

Lo más llamativo de esta obra esculpida en el siglo I no es su belleza, sino más bien su carisma. Esto se debe al gran número de leyendas que la rodean. Algunas historias cuentan que es un detector de mentiras divino, si uno pone la mano en su boca y cuenta un embuste la puede dar por perdida. Otros mitos dicen que el lugar sirve para identificar a infieles y adúlteros. Incluso una fábula cuenta que el propio diablo se oculta tras este rostro de mármol promoviendo el paganismo.

Hoy por hoy el lugar es un atractivo turístico de Roma y por suerte no provoca ni amputaciones ni corazones rotos. La gente se acerca al lugar para tomarse la tradicional foto con la mano en la boca y pedir un deseo. Pero nunca se sabe… ¿Te atreverás a contar una mentira mientras tienes la mano entre los dientes de un antiguo dios romano?

Escultura muy antigua llamada Bocca della Verità, rodeada de leyendas.

Plaza de San Pedro

El gran abrazo que el Vaticano le da al pueblo católico, ese es el significado de las preciosas columnatas a ambos lados de la Plaza de San Pedro. 284 columnas cobijan el principal punto de reunión de la religión católica, el lugar donde el alto clérigo y los fieles se reúnen y donde muy a menudo el Papa puede saludar a sus visitantes. Además, los domingos a las 12:00 el Papa se asoma al balcón de la basílica para rezar el Ángelus.

Esta plaza es el punto de acceso a la gran Basílica de San Pedro, sobre la que hemos hablado anteriormente, por lo que seguro que acabará en tu lista de lugares que visitar en Roma. Aparte del gran entramado de columnas, también te encontrarás con nada más y nada menos que 96 esculturas de mármol decorando el tejado de los porches que conforman el recinto. Un bonito obelisco egipcio engalana solitario el centro de la plaza, a su alrededor se calcula que caben unas 300.000 personas de pie.

Panorámica de la Plaza San Pedro en el Vaticano.

Palatino

Roma está compuesta por siete colinas ubicadas al este del río Tíber, una de ellas es el monte Palatino. Esta pequeña elevación es de una importancia histórica primordial al ser el escenario de la leyenda sobre la creación de la gran metrópoli. Se dice que era en el Palatino donde estaba ubicada la cueva Lupercal, cueva que fue el hogar de los hermanos Rómulo y Remo, donde una loba los amamantó y crió.

En la antigüedad las siete colinas estaban ocupadas, pero divididas, había asentamientos humanos en cada una de ellas sin relación unos con otros. Poco a poco, dichos poblados empezaron a generar vínculos religiosos y comerciales y, con el tiempo, convirtieron los valles pantanosos entre colinas en un territorio habitable. Fue en el Palatino donde Rómulo fundó la primera Roma, allí empezó todo, esta colina era el corazón de gran imperio.

En la actualidad el Palatino se visita junto al Foro Romano. Cuenta con jardines al los que se accede por varios conjuntos de escaleras que nos llevan a la “cima” (Son tan solo 50 metros). Lo más destacable son las increíbles vistas del Foro desde sus miradores, por este motivo recomendamos acudir primero al Palatino, contemplar el parque arqueológico desde las alturas y bajar a visitarlo más de cerca. En el monte también podremos ver varios yacimientos arqueológicos, la casa de Augusto y el museo Palatino entre otros.

Museo de la colina de Platino.

Plaza del Campidoglio

Muy cerca del Altar a la Patria se encuentra esta coqueta plaza, no tan famosa como las otras pero repleta de genialidad. Subiendo unas bellas escaleras que nos llevan a lo alto de la colina Capitolina encontraremos esta pequeña plaza diseñada por Miguel Ángel entre el 1534 y el 1538.

La plaza anterior a esta había sido abandonada convirtiéndose, literalmente, en un campo de pasto para el ganado (se le llamaba colle caprino, colina de las cabras). Este hecho le dio el nombre actual. El devoto Miguel Ángel orientó la plaza hacia el Vaticano y mandó construir el Palazzo Nuovo, actual sede de los Museos Capitolinos.

Plaza del Campidoglio de día.

Arco de Constantino

Entre el Coliseo y el Foro romano encontramos el que, bajo nuestro punto de vista, es el arco del triunfo más bello de los tres que quedan en pie en Roma. Se encuentra en un muy buen estado de conservación y lo podemos visitar de forma gratuita mientras paseamos por los aledaños del Coliseo, nos lo vamos a encontrar casi por sorpresa durante nuestro viaje.

Como es de esperar, este arco de 21 metros de alto fue construido por el emperador Flavio Valerio Constantino el año 315 para conmemorar el triunfo en la batalla del Puente Milvio. En esta batalla se enfrentaron Constantino y Majencio en uno de los puente sobre el Tíber, fue lo que se podría comparar con una guerra civil moderna. El arco no muestra señales religiosas concretas, ya que Constantino aún no había revelado que era cristiano, y está dedicado al Senado y al pueblo romano.

Entre muchas otras cosas, Constantino fue famoso por liberar al pueblo cristiano de la persecución que había sufrido hasta entonces (instaurando la libertad de culto) y fundar Constantinopla en la actual Estambul.

El arco esta compuesto por un arco mayor y dos arcos laterales. En él encontramos varios relieves que registran escenas bélicas. Algunos de ellos fueron aprovechados de otros monumentos, estos cuentan historias anteriores al emperador, otros corresponden a Constantino y fueron esculpidos para el propio arco.

Arco de Constantino de día.

Trastevere

No todo son monumentos en Roma, también encontramos rincones de buen ambiente en estado puro. Es el caso del barrio del Trastevere, que aún teniendo la bonita basílica de Santa María de Trastevere en su corazón, ese no es el mayor atractivo. El reclamo de este barrio hacía los visitantes son sus calles y, sobre todo, el buen rollo que desprenden.

El Trastevere es una de esas zonas con identidad propia, un barrio que se distingue del resto de Roma por su atmósfera bohemia y despreocupada. El plan es sencillo: Un plácido paseo por sus calles peatonales para encontrar, entre los millares de lucecitas que los adornan, el restaurante italiano perfecto para cenar. Aunque es bonito a todas horas, recomendamos acudir al barrio al anochecer. Es cuando este saca a relucir, nunca mejor dicho, su faceta genuina.

En definitiva, el barrio del Trastevere es un lugar ideal para sentarse a tomar una copa, cenar con la calma e incluso salir un rato de fiesta tras una larga jornada de visitas culturales por la ciudad de Roma.

iglésia de Trastevere.

Campo de’ Fiori

Tras un didáctico recorrido por el pasado de la ciudad eterna toca conocer su presente. Esto lo podremos conseguir en Campo de’ Fiori, una céntrica plaza que sintetiza lo social y rutinario de la ciudad. Esto es debido a que en esta plaza se ubica el mercado local, un mercado exterior donde se venden fruta, verduras y algún que otro souvenir.

Campo de’ Fiori es un lugar excelente para desconectar de tanto monumento sin salir del centro histórico de Roma, se encuentra a tan solo 5 minutos andando de Plaza Navona. Además, es un buen sitio donde ir e comer. No diremos que es barato pues es difícil encontrar lugares muy económicos en el centro de la ciudad, pero si es cierto que la cuenta descenderá considerablemente si la comparamos con otros lugares como la propia Navona.

Estatua de la plaza Catacumbas de San Calixto.

Isla Tiberina

La pequeña Isla Tiberina (mide apenas 270 metros de largo), tuvo una importancia caudal en la civilización romana. Esta isla se encuentra en medio del río Tíber, justo entre el actual Trastevere y el centro de la ciudad.

Se considera muy importante por un hecho que puede llegar a ser irónico, fue una “molestia”. El islote impide el paso de las embarcaciones de mayor tamaño, por lo que dificultó mucho la navegación fluvial por el Tíber, entorpeciendo el paso de los barcos mercantes de grandes dimensiones que realizaban comercio a lo largo del río. La naturaleza marcó el destino de toda una civilización ta solo ubicando una isla, pues se cree que es una de las razones por las que Roma se ubicó en este emplazamiento.

La isla Tiberina es un lugar natural de intercambio, de comercio y, por lo tanto, de negocios. Los comerciantes se veían forzados a descargar sus barcos para sortear el impedimento, por lo que ya se aprovechaba para redistribuir mercancías, vender productos, etc. También hay que destacar la importancia religiosa que tuvo para los romanos, que construyeron un templo dedicado al dios de la medicina Esculapio en ella.

Actualmente, los puentes Fabricio y Cestio la únen el barrio Trastevere y al centro de Roma, por lo que se recomienda atravesarla durante nuestro desplazamiento de un sitio al otro. En ella encontramos algunos bares, restaurantes y la pequeña Basílica di San Bartolomeo all’Isola.

Isla Tiberina de noche.

Templo de Adriano

Mientras paseamos por el centro en búsqueda de los principales lugares de Roma nos vamos a topar, casi sin querer, con el Templo de Adriano. Si bien es cierto que, por su estado de conservación, no es el monumento más impresionante de la ciudad, su ubicación privilegiada hace que merezca que lo incorporemos a nuestro itinerario.

La fachada de lo que un día fue un gran homenaje al emperador Adriano actualmente decora, con sus 11 columnas corintias de 15 metros, la Piazza di Pietra, una plaza por la que casi seguro vamos a pasar. Es interesante parar atención a esta construcción del año 145 por varios motivos, entre ellos porque vamos a encontrarnos con algunos de sus antiguos elementos decorativos en varios museos de Roma. Hoy por hoy el edificio adosado a la solitaria fachada es un museo dedicado al emperador Adriano, cuya historia no tiene pérdida.

Columnas de la fachada del Templo de Adriano.

Columna de Trajano

Roma cuenta con dos columnas herencia de los tiempos imperiales, la primera sobre la que vamos a hablar es la de Trajano. A los alrededores del colosal Altar de la Patria, sobre el que ya hemos hablado anteriormente, se encuentra esta majestuosa columna. Si nos ubicamos mirando de cara al Altar, la columna de Trajano está a su izquierda, atrayendo a los visitantes hacia los foros imperiales que abandera.

El monumento es mucho más atractivo de noche debido a que está iluminado con muy buen gusto. Las luces resaltan la columna y la iglesia que tiene detrás, la Chiesa del Santissimo Nome di Maria (Iglesia del Santísimo Nombre de María).

La columna, que fecha del año 113, es un homenaje a la conquista de Dacia por parte del emperador Trajano (actualmente Dacia es Rumania). En la columna aparecen grabados los momentos más importantes de la campaña bélica que el emperador lideró. Pasados los años, cuando Roma pasó a ser la capital del catolicismo, el papa Sixto V mandó colocar la actual estatua de San Pedro que la corona. En su base está la estancia donde se sepultó el emperador.

Columna de Trajano de noche.

Columna de Marco Aurelio

Por otro lado, en la céntrica plaza Colonna encontramos la segunda columna de Roma, la de Marco Aurelio.

Su construcción fue finalizada en 192, por lo que esta es posterior a la de Trajano. Al igual que su predecesora, la columna muestra la historia bélica del emperador. En este caso, la columna de Marco Aurelio expone la defensa a los asaltos a tierras romanas que tuvieron lugar en el Danubio por parte de los Germanos y los Sármatas.

La columna fue construya por Cómodo, el hijo de Marco Aurelio, quien fue el emperador que consiguió sofocar las incursiones provenientes del norte, pero le dio todo el mérito a su difunto padre.

El monumento fue modificado y restaurado por Sixto V en 1589. Se restauraron algunos relieves dañados, se corrigió un error en la inscripción (ponía que era en honor a Antonio Pío y no a Marco Aurelio) y se colocó una estatua de San Pablo en su cumbre.

Columna de Marco Aurelio vista entre las columnas.

Piazza del Pópolo

La Piazza del Pópolo está relativamente cerca del Castillo de Sant’Angelo, de la Plaza de España y de Villa Borghese, por lo que es muy probable que sea vea, casi sin querer, incluida a tu itinerario de visita.

El origen del nombre de esta plaza es incierto. Por un lado podría ser fruto de un bosque de álamos anterior a la plaza (populus significa álamo en latín). Por otro lado, el papa Pascual II ordenó la construcción de una capilla para el pueblo romano. Sobre esta se levantó, en 1099 la actual Basílica de Santa María del Popolo.

Varios elementos destacan en esta plaza. En el centro se alza solitario el obelisco Flaminio, uno de los tres obeliscos que hay en Roma procedentes directamente de Egipto. En los laterales dos fuentes custodian la plaza. La Fontana della Dea di Roma (la fuente de la diosa de Roma) pegada a las escaleras que nos conducirán al gran parque de Villa Borghese, y la Fontana del Nettuno (fuente de Neptuno), junto a los pequeños jardines con el mismo nombre.

En la plaza también destacan la Iglesia de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto, iglesias que junto a la basílica mencionada anteriormente la rodean. Por último, un gran arco llamado la Porta del Popolo recibe o despide a los caminantes que vienen o van a vía Flaminia, una calle comercial donde ir de compras o comer.

Obelísco y iglésia de Piazza del Pópolo.

Los 12 lugares que ver en Roma si vas con tiempo

Aunque con una visita de cuatro o cinco días se pueden visitar los atractivos turísticos principales de Roma, la ciudad tiene mucho más que ofrecer. De hecho, si nos gusta la arqueología y la historia podemos pasar meses recorriendo todos sus lugares de interés.

A continuación mostramos un listado de los 12 lugares que ver en Roma una vez finalizadas las visitas a los “must see” anteriormente mencionados. No es que estos sean menos importantes o bonitos que los anteriores, nos hemos basado, principalmente, en la distancia que los aleja del centro de la ciudad y en el tiempo que se requiere para visitarlos.

Catacumbas de San Calixto

Si las Catacumbas de San Calixto estuvieran más cerca del casco antiguo de bien seguro serían uno de los lugares imprescindibles que ver en Roma. No es que estén muy lejos, están en la propia ciudad, pero es cierto que nos tenemos que desplazar expresamente para realizar esta visita.

Si vas con tiempo sin duda valen la pena. A finales del siglo II se construyeron lo que son, probablemente, unas de las catacumbas más grandes del mundo cristiano. Entre sus 20 kilómetros de galerías y sus 40 metros de profundidad repartidos en 4 pisos se enterraron, entre muchos otros fervorosos creyentes cristianos, a 16 papas durante ocho siglos.

Hoy en día se puede visitar una sección preparada para que el turismo se pueda hacer una idea de como son las catacumbas. Esta corresponde a una parte del segundo piso, el primero se hundió con el peso de la arena y el paso de los años. Durante la visita un guía nos acompañará por el laberinto subterráneo y nos contará hasta el más mínimo detalle sobre el gran cementerio enterrado. Se debe destacar que en la zona visitable no descansa ningún difunto, fueron todos trasladados a pisos inferiores por seguridad, su infinidad de pasillos son el mejor sistema de seguridad que existe con los saqueos.

Interior de las Catacumbas de San Calixto.

Basílica de San Pablo Extramuros

Junto a la Basílica de San Pedro y la de María de la Nieve (ambas comentadas anteriormente), La de San Pablo Extramuros es otra de las Basílicas Mayores de Roma. La hemos colocado en la sección de que visitar en Roma si vas con tiempo no porque no valga tanto la pena como las otras, ni mucho menos, sino porque se encuentra relativamente alejada del centro de la ciudad. Por lo tanto, para visitarla debemos desplazarnos allí expresamente, aunque puedes aprovechar para visitar los distintos monumentos en la zona sur de Roma.

La Basílica de San Pablo Extramuros es una de las cinco más antiguas de Roma y la segunda mayor después de San Pedro. Se cree que en esta, al igual que sucede con la de San Pedro, se enterró a San Pablo. De hecho, se cree que ambos santos fueron martirizados el mismo año y siguieron destinos similares.

Durante el siglo I el emperador católico Constantino mandó construir una capilla en la que se consideró la sepultura del santo. Esta se encontraba a dos kilómetros de la muralla Aureliana que protegía la ciudad, por esto recibió el “apodo” de extramuros. Esta capilla primigenia sufrió modificaciones, reconstrucciones y ampliaciones durante los siglos para acabar siendo la gran basílica actual.

Fachada de San Pablo Extramuros durante un día soleado.

Archibasílica de San Juan de Letrán

Yo solo nos falta hablar de una de las cuatro Basílicas Mayores de Roma, la de San Juan de Letrán. Esta catedral se encuentra al sureste del centro de Roma, relativamente cerda del Coliseo. La catedral, cuyo nombre completo es Catedral Archibasílica Papal del Santísimo Salvador del Mundo, y de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista en Letrán, es la sede de la diócesis de Roma. Se le llama catedral de San Juan porque se dedica a San Juan Bautista y San Juan Evangelista.

Esta basílica es la más antigua de Roma y se considera la madre de todas las iglesias del mundo. La basílica fecha del siglo III y fue construida por la familia de los Lateranos. La propiedad cambió de manos hasta llegar a ser de Constantino I. Se dice que Cristo se le apareció en sueños al emperador y le ayudo a vencer en la batalla del Puente Milvio contra Majencio, por lo que este donó la catedral a la iglesia.

Fachada de la Archibasílica de San Juan de Letrán.

Museos Capitolinos

Cuando un solo recinto recibe su nombre en plural ya nos da algunas pistas de su magnitud. Es el caso de los Museos Capitolinos, dos edificios con distintas colecciones ubicados en la Piazza di Campidoglio. Los museos ocupan lo que fueron el Palazzo dei Conservatori (Palacio de los Conservadores) y el Palazzo Nuovo (Palacio Nuevo ). El primero fue la sede de la magistratura electiva de la ciudad en la Edad Media. El segundo fue diseñado por Miguel Ángel y construido por los Rainaldi.

Los muesos fueron conceptualizados y construidos en 1471 debido a que el papa Sixto IV donó a la ciudad de Roma una amplia colección de obras de arte. Por lo tanto, la ciudad como tal era propietaria de arte, esto convirtió a estos muesos en los primeros muesos públicos de la historia. Más tarde, en 1734, las puertas fueron abiertas al público general.

En los Museos Capitolinos podemos encontraremos una Protomoteca (museo de bustos), una Pinacoteca (cuadros), la colección Medagliere capitolino (medallas, monedas y joyas) y la colección Castellani (cerámica).

Entre sus muchas obras destacan la estatua ecuestre de Marco Aurelio, el Fauno Rojo y el Gálata moribundo. No podemos obviar la escultura de bronce de Luperca, la figura de la loba amamantando a Rómulo y Remo que es el emblema de la ciudad.

Fachada de uno de los Museos Capitolinos.

Villa Borghese

Entre el mar de cemento y mármol que propone el centro de la Roma moderna cuesta encontrar zonas verdes. Villa Borghese pone a nuestra disposición 80 hectáreas de parque para poder escapar de la ciudad sin salir de ella y respirar un poco esa esencia que desprenden los lugares llenos de vegetación.

Alrededor del año 1600 se promovió la transformación de los viñedos en uno delo 7 montes romanos, el Pincio, en un inmenso jardín. De hecho, eran los mayores de la antigua Roma.

Desde el 1902, los jardines son propiedad del ayuntamiento de Roma, fueron vendidos por la familia Borghese al estado y el año posterior al propio ayuntamiento. Esto es lo que nos encontraremos hoy en día, un parque de dimensiones colosales repleto de edificios, esculturas y zonas de descanso. Entre estos destacan el museo Borghese y sus colecciones de arte de Bernini y Caravaggio, el templo di Esculapio que parece flotar en un lago y el zoo de Roma. Sin embargo, el plan recomendado es ir al parque a pasear, al igual que cientos de romanos encuentran algo de paz cada día en sus caminos.

Templo de Esculapio al atardecer en un lago de Villa Borghese.

Termas de Caracalla

Otro de los vestigios romanos que la ciudad atesora son las Termas de Caracalla. Estas se encuentran al sur de casco antiguo y serán una rica visita durante nuestra estancia. Recomendamos acudir al lugar con un guía o contratar la audioguía, de este modo disfrutaremos mucho más de la cultura tras estas ruinas.

Las termas fueron construidas por el emperador Caracalla, del que adquirieron el nombre, y su padre, Septimo Severo. Fueron inauguradas el 216 y eran las segundas más grandes de la ciudad y se consideran una proeza tanto arquitectónica como social.

Se estima que estas termas tenían capacidad para 1.600 personas a la vez y que recibían a diario entre 6.000 y 8.000 visitas.

Durante nuestra visita podremos disfrutar de su tranquilo parque y de los mosaicos que aún están en su interior. A su vez, nos podremos imaginar las enormes magnitudes de sus techos, saunas y piscinas para soñar que visitamos este “spa” como verdaderos romanos de la época.

Ruinas de las Termas de Caracalla desde el exterior.

Circo Máximo

Entre el Coliseo y las Termas de Caracalla encontramos lo poco que queda del Circo Máximo. Por desgracia, el escenario de las carreras de caballos de la mítica Ben Hur no pudo llegar en buen estado hasta nuestros tiempos.

Aun así, es una visita que nos viene de paso al visitar los dos monumentos mencionados. Cuenta con un área arqueológica en uno de sus extremos donde se ofrecen varias actividades como visitas guiadas o visitas con realidad aumentada. Esta última es una experiencia gratificante, pues nos deja ponernos en los zapatos de los antiguos romanos y ver mediante simulaciones como era su realidad.

Recinto arqueológico del Circo Maximo.

Giardino degli Aranci

Los Giardino degli Aranci (jardines de los naranjos) son uno de esos lugares que no brillan tanto por su estructura como por el ambiente que se respira. Es un lugar tranquilo y relajado, ideal para descansar un rato del bullicio de la capital italiana. En ellos podemos encontrar varios artistas tocando o pintando, especialmente los fines de semana, y un estupendo mirador llamado Terrazza Belvedere Aventino. Las vistas dan directamente al barrio del Trastevere, con la cúpula de la Basílica de San Pedro de fondo.

Estos están entre el Trastevere y el Circo Máximo, cerca de las Termas de Caracalla y relativamente cerca del Coliseo.

Vistas desde el mirador del parque Giardino degli Aranci.

Janículo

Ya que en el apartado anterior hablábamos de buenas vistas, hemos decidido seguir por esta senda. Y es que el Janículo nos regalará otra panorámica excepcional.

En esta pequeña colina de 82 metros sobre el mar se ubica el jardín botánico de Roma, con varios monumentos interesantes que contemplar durante el paseo de subida. Una vez arriba dispondremos de unas vistas increíbles de la ciudad junto al monumento a Giuseppe Garibaldi. Este rinde homenaje a el militar y al punto en sí, pues fue el último lugar de resistencia de la república italiana declarada en 1849, antes de que los franceses vencieran.

Vistas de Roma desde el Janículo.

Musei di Villa Torlonia

Muchos son los museos en Roma, algunos tan grandes y completos que pueden llegar a eclipsar a los demás. Los Museos Vaticanos y los Capitolinos nos exponen holgadamente la Antigua Roma, la que hace siglos que dejó de escribir páginas en los libros de historia para ser fuente de estudio, un recuerdo lejano que hay que investigar para entender el origen de las culturas que rodean el Mediterráneo.

Sin embargo, Roma (e Italia en general) también cuentan con su capítulo en la historia más reciente, la de la Segunda Guerra Mundial, la época en que las dictaduras abundaban en el viejo continente europeo.

El Museo de la Villa Torlonia nos ayudará a profundizar más en la historia italiana durante el siglo XX. Lo hacen dedicando la exposición a su inquilino durante el 1925 y el 1943, nada más y nada menos que el dictador Benito Mussolini (se la alquilaron por una lira al año).

La Villa tiene sus orígenes en la próspera familia de comerciantes textiles Torlonia en el 1806. Tras varios procesos de remodelación y ampliación fue cedida al líder del Partido Nacional Fascista.

Exterior de Villa Torlonia.

Domus Aurea

Durante la larga historia del Imperio Romano gobernaron muchos emperadores. Como era de espera en los entonces considerados “hombres más poderosos del mundo” (en ocasiones incluso dioses), muchos desearon un palacio a medida. Ese fue el caso de Nerón, emperador conocido por su estrecha relación con el incendio que devastó la ciudad.

Aunque se desconoce si la causa del incendio originado en el Circo Máximo fue accidental o premeditada, una cosa si esta clara: Nerón aprovechó para construir un gran palacio en espacio cercano al Coliseo, lugar que había sido devorado por las llamas. Sobre las cenizas se edificó el Domus Aurea, la Casa Dorada.

Se cree que la villa ocupaba una superficie de 50 hectáreas que se entendían por la colina de Oppio, hectáreas que comprendían lagos, jardines y un lujoso complejo residencial, todo ello financiado con el aumento de los impuestos provinciales.

En la actualidad, el yacimiento arqueológico se puede visitar. La visita es principalmente interesante para poder ver in situ como evoluciona un proyecto de estas características, así como para aprender más sobre la historia del excéntrico Nerón.

Interior del Domus Aurea de Roma.

Museo de Arte Contemporáneo de Roma (MACRO)

Si queremos cambiar un poco de tema, pasando de la historia al arte antiguo a obras de arte vanguardistas, Roma también nos ofrece la posibilidad. Por su ubicación, cerca del museo Borghese del que ya hemos hablado, el MACRO es uno de los lugares que ver en Roma que debemos considerar.

Inaugurado el 2002, este museo cuenta con unas 1.200 obras de arte repartidas en varios pabellones. No se centra en un solo artista, nada más lejos de eso. Sus colecciones reúnen piezas de un gran número autores desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros tiempos. Por supuesto, también presenta exposiciones temporales de temas de interés diversos.

Fachada del Museo de Arte Contemporáneo de Roma.

Como has podido comprobar en este extenso post, hay muchas cosas que ver en Roma. Por lo tanto, te recomendamos que reserves varios días para poder disfrutar de una experiencia tan gratificante como sea posible. Hay muchos otros monumentos y lugares que se deben visitar, esta lista es una recopilación de los imperdibles.

Aparte de los lugares concretos, también te recomendamos que te dejes perder por sus calles, disfrutes de su ambiente y de su gastronomía.

¡Buen viaje!

Lugares que visitar en Roma en el mapa

Actividades relacionadas

¿Qué te ha parecido este artículo?