Córdoba es una ciudad conocida por su encanto. Situada a los pies de Sierra Morena alberga en sus tierras una extraordinaria herencia fruto de las civilizaciones que años atrás aquí convivieron. Fueron los judíos, musulmanes y cristianos quienes, tras siglos habitando las calles cordobesas, han dejado a su paso un impresionante legado que todavía se puede disfrutar.
La famosísima Mezquita-Catedral, ubicada a pocos metros del imponente Puente Romano, el Alcázar de los Reyes Cristianos y sus floridos jardines o las espectaculares obras de arte escondidas tras los muros del Palacio de Viana son algunos de los lugares preferidos por los visitantes. Sin embargo, muchos se olvidan de hacer una parada en uno de los sitios que nunca deja a nadie indiferente. ¿No sabes cuál se trata? Son los baños árabes de Córdoba.
Un lugar lleno de historia y placer
Tras un extenuante día recorriendo los rincones más cautivadores de la antigua capital del califato, es necesario recargar pilas. Así que, ¿qué piensas si te decimos que puedes sumergirte en un relajante baño como lo hacían nuestros antepasados omeyas? A nosotros, sin duda, nos parece un plan que no te puedes perder y te vamos a contar por qué.
Un poco de historia…
El verdadero origen del baño árabe se remonta a las termas romanas. Estos lugares eran el punto de encuentro de la población sin recursos que, empujados por la precariedad del momento, no podían permitirse el lujo de tener un baño propio en casa y se veían obligados a acudir a los públicos. Por tanto, el baño árabe en Al-Ándalus, popularmente conocido como Hamman Andalusí, se originó tras las aportaciones que hizo el pueblo islámico a la arquitectura romana.
El Hamman no solo servía como lugar de relajación, sino que, debido a las exigencias del Corán, formaba parte de los rituales religiosos a través a las abluciones, es decir, era necesario purificar el cuerpo antes de la oración para así poder purificar el alma.
Durante la época musulmana, se tomaba como signo de valor y poderío el número de baños públicos existentes en un mismo territorio. Por ese motivo, no es de extrañar que Córdoba, distinguida por ser durante un largo periodo de tiempo la ciudad más importante de todo Al-Ándalus, tuviera en comparación con otras ciudades andalusíes un mayor número de baños. Según cuentan algunos investigadores, se piensa que durante la época del califa Abd Rahman III (912-961) se mandaron construir trescientos baños y, años más tarde, en tiempos de Almanzor (976-1002), la cifra llegó a duplicarse.
Es cierto que, aunque todos eran considerados como un espacio para purificar cuerpo y alma, cada uno mantenía su propia esencia. Por eso, con el paso de los años, los historiadores han llegado a distinguir diferentes estilos arquitectónicos propios de la cultura nazarí, almohade o incluso mudéjar, como es el caso de los que fueron mandados construir para el rey Alfonso XI en el interior del Alcázar de los Reyes Cristianos.
Los mejor conservados
Desgraciadamente, la gran mayoría de los baños árabes construidos se han ido perdiendo con el paso de los años. Sin embargo, todavía hay algunos que pueden visitarse e incluso disfrutar de un auténtico baño. A continuación, te mostramos los que no te puedes perder:
Baños califales
Ubicado en el Campo Santo de los Mártires, estos baños, como su nombre bien indica, formaban parte del Alcázar Andalusí, conocido también como el palacio califal. Se consideran los más importantes de la ciudad y desde el año 1985 están inscritos como Bien de Interés Cultural. Actualmente, para el deleite de los más curiosos se encuentran abiertos en forma de museo donde el visitante podrá pasear por una serie de estancias marcadas por la cultura musulmana que abarcan desde el jardín andalusí, el baño almohade, un salón taifa, el área de recepción y la zona de servicio.
Baños árabes de Santa María
En el pleno corazón del barrio de la judería de Córdoba, se encuentran otros de los hammanes más populares. Mandados construir durante la época califal y reedificados por alarifes mudéjadres durante el siglo XIV, este espacio ha sufrido un sinfín de transformaciones a lo largo de su vida, llegando a formar parte de una vivienda en la actualidad. Por este motivo, únicamente se mantienen en mejor estado tres salas abovedadas: la sala de agua caliente (caldarium), la sala de agua templada (tepidarium) y la sala de agua fría (frigidarium). Por último, el acceso al recinto se hace a través de la calle Velázquez Bosco, antiguamente conocida como Calle del Baño, debido al edificio del que hablamos.
Hamman Al-Andalus
Si quieres vivir la experiencia completa, este es el lugar idóneo. Situado en la calle Corregidor Luis Cerda, Hamman Al-Ándalus te brinda la oportunidad de teletransportarte a la Córdoba Omeya y disfrutar de un purificador baño. Para ello, cuentan con las tres salas de agua típicas de los antiguos baños árabes: templada (36 grados centígrados), caliente (40 grados centígrados) y fría (15 grados centígrados), junto con una sala de vapor o baño turco y una sala de reposo donde el visitante puede disfrutar de té moruno y pastas.
El contraste de temperaturas de las distintas piscinas estimula la circulación corporal y sumando la eliminación de toxinas a través del sudor es un eficaz bálsamo antiestrés que ayuda a terminar de manera redonda un intenso día de turismo.
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Por otro lado, en Córdoba se hallan dos hammanes que se encuentran en proceso de reconstrucción y conservación para su posterior apertura como museo. Se trata de los Baños Árabes de San Pedro y los Baños Árabes de la Pescadería. Ambos construidos en tiempos de Abd al-Rahmán III son un conjunto arquitectónico que por su impresionante belleza no puede caer en el olvido.
Tanto cordobeses como turistas esperan impacientes la anunciación de la fecha de apertura, aunque, debido a la envergadura de las obras todavía no se ha podido fijar ninguna. Estamos seguros que cuando llegue el ansiado día se convertirán en otros de los numerosos monumentos que cautivan miradas y corazones.