Ischia

La Isla de Ischia

Cerrad los ojos e imaginad por un momento como sería el paraíso. Seguro que miles de imágenes evocadoras emergen desbordantes en vuestra mente. La piel se os eriza, esbozáis una bobalicona sonrisa y suspiráis pensando si realmente eso existe y, sí de ser así, si algún día podréis verlo y gozarlo. Pues dejad de soñar. El edén existe y tiene nombre propio, Ischia.

Emergida en aguas del Tirreno, frente al golfo de la artística Nápoles, esta privilegiada y maravillosa isla de origen volcánico inscrita en el archipiélago de las Flegrean, es capaz de eclipsar con su belleza a la mismísima Capri.

Conocida por sus espléndidas playas, pero sobre todo codiciada por sus terapéuticas aguas termales, Ischia capitaliza la historia, cultura y riqueza de una de las regiones más codiciadas del sur de la península ítala, la Campania.

Entorno, arquitectura, gastronomía, paz y diversión. Nunca hubo en el mundo un lugar capaz de mostrar tan magnífico equilibrio.

Detalles históricos

Habitada desde la Edad de Bronce, tal como muestran los vestigios encontrados en los enclaves más elevados de la isla, Ischia se erigió como una zona de gran interés; tanto por su estratégica posición dentro del Mediterráneo, como por la riqueza de su fértil territorio.

Los griegos fueron la primera civilización en asentarse, alrededor del siglo VII a.C, bautizándola con el nombre de Pithekoussai y erigiéndola como una de las regiones con mayor actividad comercial gracias a la producción de vasijas de cerámica.

En el año cuatrocientos setenta y cuatro a. C, Hierón I de Siracusa ocupó la isla. Pero las erupciones volcánicas surgidas poco tiempo después, obligaron a sus moradores a abandonarla.

Más tarde llegaron los romanos, pero pronto prefirieron ceder Ischia a Nápoles, codiciosos de poseer Capri.

Durante los siglos posteriores, la isla sufrió diversas incursiones. Las más devastadoras, las protagonizadas por el pueblo sarraceno en el año ochocientos trece y por los pisanos entre mil ciento treinta y cinco y mil ciento treinta y siete.

Los periodos posteriores no fueron nada mejores. Normandos, suabios, angevinos… Multitud de tribus llegadas de todas partes de Europa entraban en lid para colonizarla. Hasta que en mil doscientos ochenta y cuatro llegaron las fuerzas aragonesas, devolviéndole a Ischia su tranquilidad y posición.

En el s. XV volvieron los saqueos, esta vez inducidos por los piratas y corsarios más temidos de ultramar, como el mismísimo Barbaroja (Khair ad Din), quién sin piedad, asoló la isla capturando a más de cuatro mil rehenes.

En marzo de mil setecientos treinta y cuatro la antilla pasó a formar parte de las posesiones territoriales de los Borbones, hasta que las breves Repúblicas Napolitanas se ocuparon de su administración.

Finalmente, la casa real de Nápoles se apoderó de Ischia y tiempo después esta, fue incluida en el territorio unificado de Italia.

Vista aérea del Castello Aragonese

¿Qué ver en Ischia?

De corazón resiliente y guerrero, Ischia se eleva cuál Fénix sobre las cobálticas aguas que la emergieron. Considerada como parte de la prestigiosa Costa Amalfitana, su visita no solo ofrece la contemplación de bellos parajes naturales, también un sinfín de espectaculares tesoros que merece la pena conocer.

Lo primero que debemos saber es que su geografía se divide en seis municipios: Ischia, Casamicciola Terme, Lacco Ameno, Forio, Serrara Fontana y Barano d'Ischia. Enclaves llenos de magia, memoria y color que prometen un viaje para recordar.

Pero la isla esconde más de un imprescindible, más de un tesoro, más de una actividad con la que disfrutar. ¿Os animáis a descubrirlo?

Sus bucólicos municipios

Ischia

Esta homónima población (la mayor que encontramos en la isla) se divide en dos zonas. Por un lado encontramos Ischia Porto (adyacente al puerto, como su nombre indica), el antiguo pueblo pesquero de coloridas casas con vistas al mar y por otro Ischi Ponte (la zona más nueva), la cual alberga una de los atractivos turísticos más importantes de la isla, el Castello Aragonese.

Esta imponente fortificación erigida como símbolo indiscutible de la isla fue construida en el año cuatrocientos setenta y cuatro a. C y es sin duda una visita obligada.

Panorámica del Castello Aragonese, Ischia.
Horario
  • Lunes-Domingo: De 9 hasta la puesta de sol.

Último acceso treinta minutos antes del cierre.

Precio
  • Entrada general: 12 €.
  • Estudiantes entre 19-26 años: 10 €.
  • Niños entre 10-18 años: 6 €.
  • Grupos de > de 20 personas: 10 €.
  • Niños < de 9 años: Entrada gratuita.
Contacto

Casamicciola Terme

Conocida por las famosas piscinas termales de De la Rita, de Gurgitello, de Cotto y Sinigallia; Casamicciola es el enclave ideal para relajarse y realizar estupendas excursiones en plena naturaleza. Como por ejemplo las que podemos realizar en El pinar de Bosco della Maddalena, el cual cuenta con multitud de senderos y rutas que invitan a perderse y conocer más sobre la fauna y flora del lugar.

Su arquitectura tampoco defrauda, destacando la torre del Ayuntamiento y el precioso anfiteatro natural, que, situado frente a la costa, toma al Tirreno como privilegiado espectador.

Costa de Casamicciola Terme, Ischia.

Lacco Ameno

A los pies del Monte Vico, Lacco Ameno es el municipio más pequeño de la isla. Pero sus reducidas dimensiones no coartan la historia que desprenden monumentos como la Torre Aragonesa, una construcción del s. XV edificada como baluarte ante los saqueos del pueblo sarraceno.

Puesta de sol en Lacco Ameno, Ischia.

Forio

Uno de los enclaves más hermosos y sin duda también, uno de los más peculiares. Sus tortuosas callejuelas salpicadas por diminutas casas albares, magnifican la estampa de sus numerosas iglesias, entre las cuales destaca la de Santa María del Soccorso, otro de los iconos indiscutibles de Ischia.

Situada justo frente al mar, muy cerca del centro histórico de la localidad, su sobria y sencilla arquitectura mediterránea es capaz de secuestrar la mirada de aquellos que osan observarla.

A destacar también el maravilloso cementerio que se encuentra en sus inmediaciones, desde el cual podremos contemplar las más infinitas puestas de sol.

Fachada de la Iglesia de Santa Maria del Soccorso

Serrara Fontana

Este pintoresco suburbio ubicado en la cumbre más alta de la isla, extiende su territorio a lo largo de la costa comprendiendo una agrupación de pintorescas aldeas y villas entre las que, sin duda, destaca Sant’Angelo, el pueblo más visitado del municipio.

Su núcleo histórico, la iglesia de San Michele Arcangelo, sus playas y el pequeño islote conocido como “La Torre” definen una estampa que nada tiene que envidiar a las que ofrecen bellas localidades como Amalfi y Positano.

Castillo de Sant'Angelo, Ischia.

Barano d’Ischia

Ubicado en la parte sud-occidental, en medio de bucólicos parajes naturales, Burano d’Ischia es el segundo municipio en cuanto a territorio se refiere y el que alberga algunos de los pueblos más bonitos de la isla.

De marcada identidad cultural y tradición campesina, sus numerosas fumarolas y fuentes termales (como las de Marina del Maronti) son uno de los imprescindibles que ver en Ischia.

Entre sus muchos atractivos turísticos, la iglesia de San Juan Bautista, una de las edificaciones más antiguas de la isla; la Torre Sarracena y los molinos.

Faro de Ischia.

Los relajantes parques termales

Uno de los principales reclamos de Ischia ya en tiempos del Imperio Romano.

Podemos encontrarlos por todo el territorio y representan una de las ofertas turísticas más tentadoras.

La mayor parte de ellos permanecen abiertos desde mediados de abril hasta finales de octubre y ofrecen multitud de instalaciones como piscinas con aguas a diferentes temperaturas, senderos que conducen directamente a playas privadas, cascadas, saunas, gimnasios…, además de exultantes jardines con bares y restaurantes donde saborear la gastronomía local.

Entre los recintos más conocidos destacan Los Jardines Termales de Poseidón, los de Afrodita, Edén y Tropical y los Baños de Castiglione, aunque hay muchísimos más.

Piscinas naturales en Ischia.

Las idílicas Playas

Ay… las playas… ¿Qué seria del paraíso sin las playas? Pues no os preocupéis porque estaremos en un paraíso pequeño, pero lo que son playas no le van a faltar.

Entre Ischia Porte y Casamicciola, en el irresistible pueblo de Sant’Alessandro encontramos la Spiaggia degli Inglesi, perfecta para disfrutar en familia.

Situada un poco más al sur, cerca del Castello Aragonese está Spiaggia Cartaromana, el enclave ideal para los amantes del buceo y el snorkel, ya que sus aguas atesoran una de las zonas arqueológicas más espectaculares de la isla.

En el complejo termal de Panza se encuentra Spiaggia Scannella un verdadero oasis privado en medio de un rocoso litoral.

Finalmente, la guinda del pastel, Spiaggia de Citara, una de las más hermosas y concurridas de la zona. Perteneciente al municipio de Forio y no muy lejos de los Jardines de Poseidón, es una de las playas mejor comunicadas de la isla.

Playa de Ischia.

¿Dónde comer?

Degustar Ischia es degustar el cielo, pero también es caer en la tentación del más exquisito infierno. Su rica gastronomía bebe del mar, pero también de la tierra, gracias a la riqueza de su orografía, la cual nos permite disfrutar de una de las huertas más ricas de la Campania.

Calabacines aliñados, parmeggiana de berenjenas, empanadas de ricota y guisos tradicionales como el “Coniglio all’ischitana” (conejo a la Ischitaan), son algunos de los manjares que se cocinan en los fogones de muchos de sus restaurantes. Pero si de verdad queréis acertar, no dejéis de reservar mesa en La Vigna di Alberto, La Grotta da Fiore o La Cantinola di Zio Jack, todos, establecimientos de diez.

Eso sí, dejad sitio para el postre porque no debéis partir sin haber catado los “Cornetto di Calise”, un pecaminoso dulce en forma de croissant capaz de desbancar a la mismísima sfogliatella y enterrar al espirituoso babá. Visitad el obrador de la pastelería Calise, toda una institución en la isla.

Berenjenas con ricotta.
Contactos

La Vigna di Alberto

La Grotta da Fiore

La Cantinola di Zio Jack

¿Cómo llegar?

La mejor manera de llegar a Ischia es partir desde Nápoles, situada a treinta kilómetros. Una vez allí será imprescindible tomar alguno de los ferris o hidroplanos que unen la ciudad con la isla.

Para ello nos dirigiremos al puerto de la capital, donde compañías como Direct Ferris ofrecen un gran número de conexiones con destino a los principales puertos del territorio.

Es interesante señalar que durante el verano también encontramos trayectos desde Sorrento o desde otros pueblos de la Costa Amalfitana.

Panorámica de Ischia desde el mar.

¿Dónde alojarse?

Ischia tiene un alojamiento para cada viajero, hoteles cinco estrellas con servicios termales en sus instalaciones, coquetos bed’s & breakafast y numerosos apartamentos y villas bien situados. Nosotros os sugerimos que echéis un vistazo a nuestra selección.

En primer lugar, os proponemos el magnífico hotel La Villarosa Terme. Creemos que no es necesario hacer demasiadas presentaciones. Acceso gratuito al centro de bienestar Parco Aurora, playa privada, buffet para desayunar, vistas panorámicas… si hay un paraíso dentro del paraíso este es sin duda el Villarosa.

Situado en el municipio de Barano d’Ischia, encontramos Casa Antonio, un establecimiento familiar con instalaciones mucho más sencillas, pero con una gran calidad humana. Deliciosos desayunos caseros e impresionantes vistas desde los balcones de algunas de sus habitaciones son los must que posicionan Casa Antonio en nuestro particular top tres.

Y no podíamos concluir sin sugeriros algún alojamiento en la preciosa localidad de Sant’Angelo. En el Casa al Sole Boutique Hotel estamos seguros de que pasaréis una de vuestras mejores veladas. Habitaciones que se convierten en auténticos balcones al mar, románticas cenas en su terraza… pero sobre todo la hospitalidad de Lucía, su alma.

Fachada de un hotel de Ischia.
Contactos

Hotel La Villarosa Terme

Casa Antonio

Casa al Sole Boutique Hotel

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