Los hospitales son una entidad imprescindible para cualquier núcleo urbano que se precie. Normalmente estos hablan tanto por el prestigio de los médicos que lo representan como la ciudad a la que sirven. Pero si a estos les sumamos el elemento artístico y más en el periodo del modernismo catalán, esto se eleva a otra categoría.
El Hospital de Santa Creu y Sant Pau en Barcelona es uno de esos espacios que busca representar una ciudad vanguardista en su aspecto y en su oficio. En esta guía os mostraremos todo aquello que se puede hacer en este antiguo complejo hospitalario reconvertido en espacio cultural.
Del Raval al Guinardó
El espacio que aquí tratamos nace por la unión de dos causas: el donativo de un acaudalado banquero y el envejecimiento de un histórico hospital. Esta personalidad fue Pau Gil i Serra, persona de origen barcelonés que tras seis décadas en París haría traer sus restos y fortuna a la ciudad condal.
Su testamento precisaba que este dinero se usase en mejorar los servicios sanitarios de la ciudad. Este hecho se hizo converger con la necesidad de sustituir el Hospital Medieval de la Santa Creu ubicado en pleno barrio del Raval. Pero aún con esa afortunada coincidencia, el proceso de iniciar la obra fue muy complejo.
Si bien el fallecimiento de Gil i Serra fue en 1896, hasta 1902 no habría un acuerdo entre los administradores del banquero y los de la Santa Creu. Las obras se harían en una parcela equivalente a 9 manzanas de l’Eixample barcelonés en el barrio del Guinardó. En ellas intervendrían una familia de arquitectos de enorme prestigio.
Lluís Domènech i Montaner y Pere Domènech i Roura (padre e hijo) se encargarían de la construcción de la mayoría de sus edificios hasta 1930. Y su obra fue de tal relevancia que empezaría en 1911 recibiendo un premio de gran honor del Ayuntamiento de Barcelona y acabaría siendo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
La visita
Sala Hipóstila y Pabellón de Sant Salvador
Desde que en 2009 este conjunto dejase de cumplir en gran medida la función hospitalaria, se usan varios de sus pabellones como espacio cultural. Su inicio se da en la Sala Hipóstila (sala de columnas) situada bajo el vestíbulo principal. Esta sala primero sirvió de almacén y acceso alternativo y luego de sección de Urgencias.
A través de esta sala se puede acceder a los túneles subterráneos que comunican los diferentes pabellones. El primero al que nos llevará la visita es el de Sant Salvador, donde se nos cuenta la historia del hospital. También en su interior se nos hace un recorrido por la carrera artística de su arquitecto, Domènech i Montaner.
Jardines
Tras este primer pabellón, iremos a la sección de los jardines que nos revelan varios elementos de inspiración de la obra. En primer término tenemos que valorar la naturaleza como fuente de creatividad a la hora de dar forma y decorativos a las construcciones.
Además se suma el elemento sensorial, ya que se han plantado árboles y flores aromáticas como el naranjo, la lavanda o el romero. El otro elemento inspirador serían los recintos feriales que habían desde finales del siglo XIX. Muchos de ellos tenían una estructura de pabellones muy similar a la que vemos en Sant Pau.
Justo en el centro del primer sector de jardines se ubica la Creu Blanca (cruz blanca), que es una réplica de la que se encuentra en el antiguo hospital. Esto nos demuestra que este nuevo recinto es el heredero de la institución centenaria presente en el Raval.
Pabellón de Operaciones
La primera sección de los jardines queda limitada por el pabellón donde se ubicaba el quirófano. Esta sala tiene una sección de ventanas semicircular para poder iluminar durante las operaciones que se realizaban en ella en caso de fallo en el sistema de luz.
Antiguamente, los cristales eran alabastro que era translúcido pero no transparente para no ser visible desde el exterior. También se ubica frente a los cristales una sección con una barandilla donde se situaban los alumnos de medicina y médicos que asistían a aprender de las operaciones.
Pabellón de Sant Rafael
Justo a la derecha del espacio de operaciones se sitúa el Pabellón de Sant Rafael el cual fue restaurado en 2010. Esta construcción fue la primera en hacerse con fondos diferentes a los entregados por Pau Gil. En este caso, fue la familia Rabell la que puso el dinero y por eso podemos encontrar varias “R” en la decoración.
Su interior está dedicado a recrear cómo eran las salas donde permanecían los enfermos. Paralelamente se nos explica la situación de Barcelona como ciudad y en el ámbito de la medicina en los 1920 's. Para ser verosímil, en la restauración de 2010 se sustrajeron todos los añadidos que rompían con la estética original.
Pabellón de la Mercè
Frente al pabellón de Sant Rafael se ubica el de la Mercé. Cabe aclarar que todos los pabellones del lado derecho son de santos y los de la izquierda de santas. Esta distinción pretendía demarcar en qué sección se acogían a los hombres y a las mujeres. Ese propósito nunca se acabó de cumplir.
Concretamente este pabellón estaba dedicado a la sección de maternidad del hospital. Actualmente este edificio sirve de sede para la OMS en la ciudad y es que esta es la realidad de varios de estos edificios. Esto demuestra que a parte de un lugar cultural, este espacio sigue acogiendo actividades relacionadas a la salud.
Túneles
Ya os hemos citado anteriormente los túneles del recinto, pero merece la pena detallar un poco más. Aprovechando que la visita nos hace volver a ellos, vamos a bajar por las escaleras que se sitúan en el segundo jardín. Al llegar a la zona inferior, veremos que las paredes están recubiertas de cerámica.
Esto se da por motivos de higiene, ya que el propio Doménech i Montaner entendió que es un material de fácil limpieza. Igualmente se harían las esquinas de forma curvada por higiene, seguridad y estética más orgánica. Otra muestra más de que muchas elecciones arquitectónicas no son sólo estéticas, sino funcionales.
Pabellón de la Purísima
Tras nuestro tránsito por el túnel, nos adentraremos en el Pabellón de la Purísima. Este lugar es ideal de visitar para aquellos restauradores de arte que quieran presenciar el proceso vivo de recuperar un edificio. En él se pueden ver las marcas de aquellos añadidos que se han sustraído, como el suelo de la segunda planta.
Aún con este aspecto de impás, este pabellón conserva varios elementos decorativos de gran belleza. Un ejemplo claro son los techos de hermosa decoración cerámica, los cuales son una mezcla de influencias. En ellos podemos apreciar el gusto del modernismo por este material, pero también su herencia mediterránea.
Pabellón de Administración
Cerramos el círculo en el mismo edificio en el que hemos iniciado la visita. En este caso, vamos a poder disfrutar de varias salas de gran belleza dedicadas a varios servicios del centro. Tenemos la recepción o vestíbulo con simbolismos ligados al centro y sus promotores y columnas capitaneadas por flores medicinales.
Las alas laterales dedicadas a Pau Gil y a Francesc Cambó servían de archivo documental y biblioteca respectivamente. Pero el otro elemento de gran relevancia de este sector es la Sala Domènech i Montaner. Esta antigua sala de actos, es uno de los espacios de mayor belleza de todo el recinto y con mucha alusión a otras obras.
Sin duda, la estética de la misma nos remite mucho a otra de las obras maestras de Domènech i Montaner, el Palau de la Música Catalana. Pero en ella también se ubican creaciones de los artistas Pau Gargallo (esculturas) o Aleix Clapers (pintura). Las balconadas laterales tienen un rezo en elegantes letras góticas.
El Convento y la Iglesia
Algunos lugares quedan fuera del recorrido propuesto por la organización. A continuación os nombramos un par de edificios dignos de ser vistos aunque sea de muros afuera. Para empezar debemos nombrar el Edificio del Convento que es el edificio que cierra el recinto por su parte más alta.
Su aspecto es contundente pero austero, debido a las influencias de la arquitectura medieval mediterránea. Eso se traduce en un modernismo que hace muros más cerrados y sin grandes decoraciones. Pero aunque estos atributos para ciertos lectores puedan parecer negativos, la realidad es que rezuma una gran solemnidad.
También es muy recomendable una pasada por la hermosa Iglesia de Sant Pau y Santa Creu. Su entrada genera la misma sensación que el convento antes visto, belleza y elegancia sin grandes florituras. Pero el interior aumenta la apuesta rematando con detalles magníficos en cristaleras, ribetes azules o los púlpitos.
Plano del Recinto Modernista de Santa Creu y Sant Pau
Horario
Visita libre: Cada día de 10 a 18:30h (de abril a octubre) y de 10 a 17h (de noviembre a marzo)
Visita guiada: Fines de semana y festivos a las 11h (castellano) y a las 12:30 (catalán)
Precios
Visita libre: 16 euros (precio completo) 11,2 euros (residentes de Barcelona, personas de 12 a 29 años, mayores de 65 años y discapacitados)
Visita guiada: 20 euros (precio completo), 14 euros (residentes de Barcelona, personas de 12 a 29 años, mayores de 65 años y discapacitados), 5 euros (niños de 3 a 11 años)
*Enlace de compra online*
Contacto
Teléfono: 93 553 71 45
Dirección: C/ de Sant Antoni Maria Claret, 167, 08025 Barcelona (ver en Google Maps)
Cómo llegar
Para llegar a la capital condal recomendamos el Aeropuerto del Prat/Josep Tarradellas. Desde él hay metro (L9) como tren de cercanías (R2) que nos llevaran a la ciudad en unos 15/30 minutos. Como alternativa si se viene de otros puntos de la península, es el tren de alta velocidad (AVE) que nos lleva a la Estación de Sants.
Luego en la propia Barcelona, hay dos paradas de metro recomendables. Sant Pau/Dos de Maig (L5) que nos deja a una manzana de la zona modernista o Guinardó/Hospital de Sant Pau (L4) que nos deja junto al actual Hospital de Santa Creu y Sant Pau.