Dentro de todos los monumentos que residen en Cataluña, La Seu Vella es el símbolo histórico y cultural más importante de Lleida, capital de una de las cuatro regiones más importantes del territorio catalán.
Si bien, entrar a su interior requiere el pago de una entrada, poder disfrutar de este excelente representante de la baja edad media española es totalmente gratuito.
El monumento puede ser contemplado desde cualquier punto de la ciudad y llegar hasta él puede conllevar ejercicio físico si elegimos llegar andando y no por el ascensor que da acceso al mismo.
Al estar situada en una colina, La Seu Vella se alza encima del resto de edificios ofreciendo una vista panorámica de la capital de la comarca del Segre, dándole al visitante un punto de vista céntrico y realmente privilegiado.
Eso se debe a que el monumento separa la metrópoli en dos partes prácticamente iguales, actuando como frontera imaginaria de los barrios más apartados y el centro neurálgico del lugar.
La totalidad del recinto está compuesto por varios edificios, siendo el principal La Seu Vella.
Destacan la antigua catedral, el castillo del Rey-La Suda y la muralla, responsable de rodear todo el espacio histórico, sellándolo ante todo ataque bélico durante su época de esplendor.
Un pasado histórico
La Seu Vella empezó a construirse en el siglo XIII, concretamente alrededor de 1203, aunque su construcción, al ser tan compleja, se alargó durante más de doscientos años. En gran medida esta demora fue a consecuencia del campanario, parte más compleja de la obra y muy ambiciosa para su época.
Está considerada por los expertos como una de las mejores expresiones artísticas de la cultura y arquitectura catalana medieval, pues, aparte de su enorme dificultad, fue algo totalmente revolucionario en su época. La combinación de un castillo y catedral en el mismo edificio raramente se veía.
Si visitamos su interior podremos contemplar y admirar restos de pinturas murales que están asociadas claramente a la época gótica, máxima representante de la España medieval.
Tampoco hay que olvidar la escultura de las naves, resultado de la influencia que toscana y tolosana, fruto de las diversas mentalidades artísticas que fueron pasando hasta su finalización en 1431.
Su catedral fue consagrada por el obispo Guillem de Montcada y, a pesar de ser víctima de varios ataques y pasar por diversas remodelaciones ataques, todavía conserva su zona cruciforme. Tres de las naves, el cimborrio octogonal y cinco ábsides que se pueden contemplar en su cabecera y amplio transepto.
Al tener las crucerías de las bóvedas construidas a partir del estilo gótico, durante la decoración de la Seu Vella se decidió optar también por frescos del mismo estilo artístico, consolidando el motiv que ha acabado definiendo este monumento durante los siglos de los siglos.
El campanario de la Seu Vella
Una vez repasada la historia general de la Seu Vella, debemos hablar concretamente de su campanario, el cual resulta en el más alto de Cataluña. Cuenta con hasta siete campanas, cosa que solo la Sagrada Familia podría llegar a superar, aunque no parece que dicho monumento imposible busque suplantar a su hermana mayor.
Este campanario está dividido en dos campanas responsables de tocar las horas, también de estilo gótico para no romper con el resto del monumento. Fueron construidas en el siglo XV, dejando las otras cinco en un contexto muy diferente, pues tienen una finalidad más litúrgica además de ser eléctricas.
El claustro
El claustro de la Seu Vella es el espacio más grande de todo el monumento. Está situado justo delante de la fachada principal, algo inusual en la arquitectura de la época, ya que lo normal es que esté más en el centro de una catedral que en la entrada.
Uno de sus ventanales principales está decorado con la estrella de David, haciendo referencia al Judaísmo, pues en esta catedral se veneraban las reliquias más trascendentales de la cristiandad, incluyendo los Santos Pañales del Niño Jesús, destruidos al inicio de la Guerra Civil Española.
Combinan el estilo mudéjar y el gótico flamígero.
El castillo del Rey-La Suda
Este monumento representa el último refugio del rey califa de Córdoba. Dicho lugar se convirtió en sede del juramento de fidelidad de la nobleza catalana y aragonesa al rey Jaume I. En otras palabras, la Seu Vella fue el escenario elegido para proclamar el nacimiento de la Corona de Aragón.
Si queréis visitar las tumbas de los reyes que habitaron este castillo, siempre podéis ir al Monsteri de Poblet, donde estos están enterrados en sus respectivos ataúdes, dándonos el privilegio de contemplarlas y meditar sobre lo que hicieron en vida.
Volviendo al castillo, este fue construido en la parte más alta de la colina lleidetana, conocida como la Roca Soberana. El objetivo era tener la mejor visión estratégica sobre toda la plana de Lleida, sitio ideal para ser convertido en un campo de batalla en el caso que la Corona de Castilla decidiera hacerles una visita.
Siendo de origen musulmán, este castillo fue adaptado y remodelado a partir del original que existía en el 882, en la Alta Edad Media. Los restos fueron recuperados en 2011 gracias a los arqueólogos del Centro de Interpretación de la Suda.
Si vais a la Seu Vella tenéis que visitar también el castillo de La Suda, pues podréis acceder a la sala real de la fortaleza, permitiéndoos conocer y empatizar con toda la historia que fuera forjada en las entrañas de una fortaleza donde sus paredes podrían darnos más de una lección en historia.
Además, si la visita os abre el apetito, existe un bar-restaurante en una de las terrazas panorámicas para que podáis tomar y comer lo que deseéis a la vez que experimentáis cómo debía ser vivir en este conjunto de monumentos de belleza imposible en la Edad Media.
No dudéis en dejaros caer por Lleida para ir a visitar la Seu Vella, junto a su catedral y castillo, algo que alimentará vuestra cultura y os hará querer continuar explorando lo que ha representado la Edad Media para la historia de España.