La Girona Medieval: 8 lugares simbólicos para visitar en el centro de la ciudad

Durante la Edad Media, la Península Ibérica vivió una transición tras la caída del Imperio Romano de Occidente. Las tribus visigodas venidas del norte y este irían ocupando el territorio y junto a la llegada de estas se daría un cambio de paradigma en el que la población pasaba del mundo urbano al rural y se consolidaba el cristianismo. Girona o Gerunda por entonces, no sería ajena a este proceso y mucha población pasaría a la zona de l’ager o dicho de otra forma, el terreno agrícola circundante a la ciudad. Eso sí, como ciudad seguía siendo relevante para los visigodos como emplazamiento para acuñar moneda y como sede del concilio provincial de obispos que habría en el año 517.

Esa realidad sería estable hasta el año 715, cuando la invasión musulmana llegaría a Gerunda. Afortunadamente como los ciudadanos acogieron las tropas de forma pacífica, estas no dañarían la población y esta seguiría un desarrollo medianamente normal en el que las élites y la iglesia cederían parte de su poder al nuevo orden religioso. Pero en una población con sus costumbres y creencias muy integradas, el islam no enraizaría ni tendría excesiva influencia. Tal es esa realidad, que las mismas familias y entes de poder que habían cedido ante los musulmanes, en el año 785 darían todas las facilidades a las tropas de un nuevo emperador venido de tierras francas, Carlomagno.

Las murallas medievales (siglos IX - XV)

Pero formar parte del Imperio Carolingio no evitó que hubiesen conflictos que afectaron a la ciudad. En el año 793 el general Abd-al-Malik intentó recuperar los territorios anteriormente musulmanes y en el 827 hubo una revuelta entre condes autóctonos y condes francos que querían imponer su sistema de control. Ante este belicismo la ciudad disponía de una muralla para protegerse y en el periodo carolingio se haría una renovación de la misma ya que sobretodo en el conflicto del año 793 se habían lanzado proyectiles desde el exterior que la habían degradado. Esta estructura seguiría evolucionando a lo largo de los siglos, pero lo que en un momento fué un servicio para la ciudad se volvería una molestia.

Cuando a partir del siglo XIX la demografía de Girona crecía, las murallas complicaban la necesaria ampliación de la ciudad. Ante esto, se optó por derribar todas aquellas partes que fueran molestas y preservar todo lo que conviviese bien con el nuevo propósito y le diera un valor extra al casco antiguo. Curiosamente eso nos ha dejado con los tramos esencialmente medievales que abarcarían desde la renovación carolingia hasta un tramo de la muralla del Mercadal (mediados siglo XV) de la que se conserva un tramo en el Baluard de Sant Francesc de la Plaça Catalunya. Otros tramos destacables serían la entrada carolingia a la Plaça de la Catedral, llamada Portal de Sobreportes o el tramo que une las torres de Socors, Sant Doménec y el Llamp.

El Románico religioso: Sant Nicolau de Girona y Sant Pere de Galligants (siglo XII)

Igual que remontaba atrás en el tiempo la muralla, también se puede decir lo mismo de los templos cristianos de Girona en la Edad Media. Un buen ejemplo es la iglesia dedicada a San Nicolás que nacía de un primitivo recinto funerario cristiano del siglo IV. Junto a este espacio se decidiría construir la actual edificación románica en el siglo XII y concretamente las primeras noticias que hay de este proceso son de 1135. La idea era cubrir los servicios clericales al cementerio dedicado a San Pedro y que se acabaría asociando a otro templo que queda a su derecha, Sant Pere de Galligants. Actualmente Sant Nicolau actúa como sala de exposiciones combinada con Sant Pere.

El origen de Sant Pere se remonta al año 992 con la construcción del monasterio, pero la iglesia tal como la vemos actualmente surge el año 1131. Desde el momento en el que surgió el monasterio y debido a una venta de terrenos el que fuera abad de esta iglesia, era el dueño del barrio de Sant Pere. Ese estatus duraría entre los años 992 y 1339, año en el que el rey Pedro IV de Aragón (1319-1387) recuperaría el dominio real sobre el barrio. Tanto Sant Nicolau como Sant Pere son una muestra muy ilustrativa de la sencillez del románico catalán en los que se daba preferencia al funcionalismo antes que a la complejidad arquitectónica. Actualmente Galligants sirve de sede en Girona del Museo de Arqueología de Cataluña.

El Románico civil: El Call y los Baños Árabes (siglo XII)

Documentación del año 888 ya nos habla de que en la zona del centro, alrededor de la antigua catedral, vivían más de una veintena de familias judías. Estas se trasladarían muy cerca en el siglo XII, tanto, que su centro sería en la calle de la Força, la cual parte de la plaza de la catedral. La palabra catalana Call viene de la expresión judía kahal, que significa barrio judío y esta se ha heredado para todas las zonas similares en las poblaciones de Cataluña. Otros ejemplos de calle de este perfil serían la calle de la Pujada de la Catedral, Manuel Cúndaro o Claveria y en ellos han habido varias entidades que han colaborado en su preservación como la embajada de Israel. En este periodo vivirían unas 800 personas practicantes del judaísmo en el Call. Para ampliar conocimientos sobre la materia, en la propia calle de la Força se encuentra el Museo de Historia de los Judios.

Otro construcción civil del Románico que debemos tener en cuenta son los Baños Árabes en la calle del Rei Ferran el Católic. Su función es la misma que tenían las termas romanas o de otros países de oriente y aunque reciben el adjetivo de árabes, su decoración con arcos de medio punto, vuelta de cañón y capiteles corintios hace referencia a ese arte románico que miraba a la Roma clásica. Se sabe de su existencia desde el 1194 al ser cedidos a la sede de la ciudad y también se conoce una reconstrucción que tuvieron en 1294 debido a que fueron dañados en el Sitio de 1285. Este conflicto que sufriría la ciudad vino debido a que el Papa Martín IV quería privar a Pere III el Grande de las tierras de la Corona por haber favorecido un alzamiento contra Charles I de Anjou en Sicilia. Aunque en Girona la población se rendiría por el hambre y epidemias, la guerra se ganó.

La Catedral: Entre dos épocas (siglos XI-XVI)

La sede de la diócesis de Girona es un templo con una historia tan interesante como misteriosa. Durante toda la parte de la Edad Media hasta el año 1000, se sabe que el templo central que hubo en esta ciudad era de una gran relevancia en la Península, congregando un nivel de culto similar a capitales como Toledo o Sevilla hacia el año 600. Igualmente se sabe que durante la ocupación musulmana (715-785), el templo pasaba a ser temporalmente una mezquita. En el 908 este templo prerrománico ya dedicado a Santa María sería consagrado. Pero desafortunadamente de todo este periodo no queda nada y nuestra historia con la construcción actual empieza en el siglo XI con el inicio de la catedral en su versión románica.

De este periodo románico (1010-1132) conservamos en la actualidad el claustro, la Torre de Carlomagno, el ara del altar, el trono del obispo y una de las piezas artísticas más importantes de la época, el Tapiz de la Creación (finales siglo XI o principios del XII) que se conserva en el Museo-Tesoro de la Catedral de Girona. En 1312 se iniciaría la renovación de la Catedral al estilo gótico, proceso que se completaría al colocar la última piedra en 1604. Si bien la parte románica goza de relevancia para su periodo, la parte gótica es la que le otorga una personalidad muy especial. Esto se debe a que la parte de la cabecera, donde se encuentra el altar se parte en tres naves, pero en 1417 se decidiría que el resto de la Catedral se haría en una sola. Tan amplia es esta nave única (23 metros) que es la mayor del mundo de su época y la segunda mayor en general tras San Pedro del Vaticano.

El Gótico inicial y pleno: Sant Domènec y Sant Feliu (siglos XI-XVI)

En la parte sur del barrio central de Girona, se encuentra el Convento de Sant Doménec y que es la actual Facultad de Letras de la Universitat de Girona. El recinto a través de su iglesia y de su claustro (ambos del s. XIV), nos sirve de guía de cómo era la arquitectura gótica catalana respecto a la de otros puntos europeos o españoles. Mientras que en otros territorios el Gótico era de fachadas muy complejas con mucha presencia de cristaleras y arbotantes, en el tierras catalanas se optaba más por la sobriedad que heredaba de la arquitectura románica. Paredes lisas, cristaleras más limitadas priorizando el muro, techos menos apuntados, mezcla de arcos apuntados con otros de medio punto (semicirculares, más típicos del Románico) y preferencia por edificios de una sola nave.

Igualmente otro templo simbólico de la ciudad, Sant Feliu de Girona, nos habla de este modelo más sobrio llevado a su cúspide a nivel de elegancia y encanto ancestral. Sobre la base del templo románico se construiría el actual templo gótico entre los siglos XIV y XVI. Su exterior es de aspecto fortificado y el campanario, que es mucho más deudor del Gótico del norte, sería construido entre 1361 y 1392. El interior igualmente sirve de tesoro de varios elementos medievales de altísimo valor: el sepulcro de Sant Narcís hecho en 1328 por Joan de Tournai o la Capilla del Corpus Christi con la estatua del Cristo Yacente de Aloy de Montbrai (1350). Además se conserva un conjunto de ocho sarcófagos paleocristianos de entre los siglos III y IV que sirven a través de sus relieves, para ver cómo evolucionó el arte desde el período romano a la Edad Media.

Lugares de interés medievales del centro de Girona

Cómo llegar a Girona

Para poder llegar a Girona, el método más recomendable es el uso del tren de alta velocidad (AVE) ya que nos conecta con buena parte de las capitales de la geografía española. A partir de ese punto la estación se ubica en la Plaza de España y al salir de ella a nuestra izquierda se inicia la calle Ferrán Soldevila i Zubiburu. Tomaremos esta calle unos metros hasta llegar a la plaza Poeta Marquina donde se ubica una parada de bus. En ella nos montaremos al bus de la L5 hasta la parada Germans Sàbat. El bus nos dejará junto al Parque de la Devesa, punto a partir del cual deberemos retroceder hasta la rotonda y el puente de Pedret. A través de este puente llegaremos a la parte norte del casco antiguo donde podremos empezar nuestra visita.

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