tromso

¿Qué ver y hacer en Tromso?

Considerada por muchos como “la París del Norte”, Tromso es una de las ciudades más importantes de Noruega, no solo por su turismo Astronómico (Auroras boreales y derivados), sino también por su belleza invernal, una muy difícil de igualar en el resto de Europa y que, a más de uno, ha dejado sin aliento. Teniendo en cuenta las temperaturas extremas de esa región nórdica, no deja de ser un dato sorprendente.

Si bien es verdad que encontrar gente por la calle puede ser un reto, hay muchas cosas que ver en Tromso, ya que su paisaje puede variar drásticamente si decidimos visitarla según qué época del año. Teniendo en cuenta los ciclos de luz solar, unos que varían solo cada seis meses, dándonos el famoso sol de medianoche, uno no debe limitarse a experimentar dichos extremos, incluso si el frío es algo que nos pone en guardia.

Vamos a dividir esta experiencia en dos partes, pues cambian radicalmente si decidimos ir en diciembre o julio y, aunque la belleza base se mantiene, ciertos detalles se transforman para aportar diferentes perspectivas que nos interesa experimentar por partes iguales.

Puesta de sol en Noruega

Lugares de interés en Tromso

¿Qué ver y hacer en Tromso en invierno?

Nieve que parece eterna. Las luces de Navidad se funden con las Auroras Boreales. Tromso en invierno puede llegar a ser una experiencia única y, si realmente lo que nos interesa es qué visitar en esta ciudad, deberemos adentrarnos al corazón de su cultura.

Entonces, ¿qué hay por ver en Tromso en esta época? Primero, un buen aparador de abrigos y ropa polar… Ahora en serio, vayamos al grano.

La Catedral del Ártico

La primera opción sería la Catedral del Ártico, un monumento, si bien modernizado, que es imprescindible en nuestra primera visita. Si bien en verano puede presentar un espectáculo más complejo gracias a los rayos solares que se filtran por los ventanales, ir a un servicio de Navidad o, simplemente, contemplarla abrazada de nieve, nos impulsará nuestros sentidos a nuevas esferas.

La Catedral del Ártico

El Teleférico

Otra actividad imprescindible es coger este teleférico, el cual nos hará volar por los cielos de la ciudad nórdica con vistas vertiginosas pero totalmente espectaculares, negando cualquier sensación de presión social sentida en muchas capitales mundiales, donde no puedes andar dos pasos sin encontrarte un turismo masivo agobiante y tedioso.

Telecabina de Tromso

Las luces nórdicas

No podría ser una visita a Noruega sin mencionar las Auroras Boreales y, en concreto, un tour exclusivo llamado Chasing Lights que sale del mismo Tromso y llega hasta Finlandia. Es un bus pequeño pero familiar donde un guía nos irá explicando detalladamente la experiencia con paradas para comer, y tomar algo bien caliente, mientras esperamos que la naturaleza nos recuerde quién manda en este universo.

Aurora Boreal en Noruega durante una excursión.

Los renos

Cuando se acercan las fechas señaladas, es muy importante que Papa Noel sepa que nos hemos portado bien para recibir muchos regalos. Lamentablemente, comunicarse con él en persona es difícil, está muy ocupado en las fechas pre y post navideñas, así que nuestra mejor opción es ir a visitar los renos en la zona ártica. Darles de comer, interactuar con ellos y, si les gustamos, podrán pasar nuestro mensaje al rey del palacio, esperando ser atendidos como nos merecemos. Desde la misma Tromso, un bus turístico nos llevará hasta donde viven estos animales, pudiendo interactuar con ellos y vivir una bonita experiencia.

Uno de los Renos del ártico

El pueblo de los Sámi

Otro momento para contar a nuestros nietos respecto a lo que vimos en Tromso, sería visitar a la población Sámi, la cual lleva viviendo en esas tierras desde hace 5.000 años. Podemos hacer un estudio antropológico de gran calibre, pues nos pueden contar infinidad de cosas de cómo vivía su gente a la par con los antiguos egipcios. Forma parte de esta experiencia ser acogidos en sus casas y compartir historias ante una hoguera imponente.

Puntos de ocio

Desde el pub Olhallen, el más antiguo de la ciudad, al puerto y su librería, Tromso ofrece un viaje único entre copos de nieve y suspiros helados. No obstante, si buscáis algo que no requiera de cincuenta mantas sobre vuestra cabeza, tenemos otra opción.

¿Qué ver y hacer en Tromso en verano?

Si sumamos lo comentado anteriormente, nuestra visita a esta ciudad nórdica puede parecer similar en verano pero, en realidad, hay más cosas que ver en Tromso. Es verdad que visitar Trosmo en invierno es una aventura en si misma, pero en verano, al poder movernos con menor riesgo a caer helados (literalmente), disponemos de mayor libertad para visitar Tromso y los alrededores por libre.

Para empezar, no podremos disfrutar de las Auroras Boreales, pues la luz solar nunca acaba de desaparecer del todo, provocando el sol de medianoche y otros fenómenos como temperaturas más estables.

Senderismo nórdico

Lo más evidente, sobre todo para los amantes del senderismo, es poder disfrutar de las montañas de Tromso sin miedo a quedarnos congelados como un salmón en un restaurante japonés. Los picos noruegos son accesibles, aunque hay que tener en cuenta que, incluso en julio y agosto, la nieve continúa existiendo, si bien en clapas y no en su totalidad, recordándonos que el verano nunca llega del todo a esta región planetaria.

Paisaje de montañas noruegas

Viajes marítimos

Otra actividad protuberante es el viaje en barco por las costas de agua helada junto con la visita a diferentes villas que rodean Tromso. Todo esto se debe a que, en invierno, las bajas temperaturas y la nieve perjudican esta experiencia, convirtiéndola más en una obligación que un placer.

Ocio veraniego

Ir al pub Olhallen continúa siendo una opción, junto con el puerto antiguo, museos y la Catedral protestante, un lugar que si en los meses más fríos puede llegar a ser incómodo visitar su interior, en verano, con un buen jersey, se convierte en una tarea potable, contemplando que la religión cristiana no tiene fronteras a la hora de influenciar la sociedad mundial.

Los Alpes Lyngen

Volviendo al turismo de montaña, una buena opción son los Alpes Lyngen, una sierra de picos que, en su totalidad, suman 90 kilómetros de recorrido aunque, a no ser que seamos unos profesionales, es mejor optar por un trayecto más plano sin perder de vista la imponencia excelsa de estos titanes de la naturaleza.

Los Alpes de Lyngen, cerca de Tromso

La isla de Kvaloya

Otro paraje natural a ver en Tromso es la isla de Kvaloya, considerada la más grande de la Noruega continental. Con una superficie de 732 metros cuadrados, una extensión de 10 picos de más de 1000 metros cada uno, Kvaloya se convierte en un destino imprescindible para disfrutar de varios días viendo paisajes imposibles dentro de una geografía de cine. Es como estar aislado del mundo pero con 11 mil habitantes para ayudarte a sobrevivir.

La isla de Kvaloya

La isla de Senja

Como destino final, la isla de Senja, la segunda más grande de Noruega, ofrece una experiencia de mar y montaña, pues es un lugar totalmente costero donde podemos ver y escalar una cima de 1586 metros a la vez que disfrutamos de un mar nórdico y de olas sencillas. Si optamos por un cambio de contexto, el parque nacional de Ânderdalen es otra opción atractiva para los amantes de la naturaleza y, aunque parezca mentira, podréis visitar el troll más grande de Noruega: El troll de Senja. Sin duda, una experiencia única.

La isla de Senja

Tromso es un paraje natural, con mucho para ver, que ni la persona menos ecologista puede negar. Si bien esta ciudad no es una capital, eso puede jugar en nuestra ventaja. Si decidimos explorar este territorio priorizando su historia, antropología, gastronomía y parajes naturales, podremos vivir una experiencia única que no sabíamos que necesitábamos hasta haber estado allí unas semanas o meses.

Desde Tromso, con amor.

Actividades recomendadas

¿Qué te ha parecido este artículo?