La guerra civil de Vietnam, la cual se extendió hasta 1970, solo fue el preludio de la guerra civil Camboyana, cosa que dio pie a algo terrible: el genocidio de la prisión S-21, en Nom Pen, capital de Camboya.
Allí, 20.000 personas encontraron una muerte cruel y sin escrúpulos por parte de los comunistas liderados por Pot Pol, otro megalómano con psicopatía avanzada.
Si bien el museo de Tuol Sleng, construido en las mismas cenizas de la prisión, rinde homenaje a la vez que instruye a la población mundial sobre qué somos capaces de hacer los humanos, otro memorial erigido en la misma Nom Pen, recuerda a las víctimas asesinadas por los Jemeres Rojos: el memorial de Choeung Ek, situado en los mismos campos de exterminio.
A lo mejor menos visitado y conocido que el museo, Choeung Ek es otro símbolo a la crueldad humana, una que no parece querer cesar nunca.
Lo que empezó con libertad
Nadie esperaba que la independencia de Camboya de Francia, en 1953, conduciría a una serie de consecuencias que llevarían a un genocidio como el producido en Nom Pen durante 4 años de torturas y asesinatos.
El subsecuente año, Vietnam también ganó su independencia de Francia, provocando una división en el país entre el norte comunista y el sur pro-occidente. Esta guerra dio comienzo en 1954 y se masticó hasta 1975. La neutralidad Camboyana a esta guerra les acabó costando muy caro.
En 1964, Estados Unidos se alía con el sur de Vietnam, o la República de Vietnam, y se inicia la famosa guerra del Vietnam contra el Vietcog comunista. La confusión es aprovechada en 1970 por Lon Nol para, después de un golpe de estado, hacerse con el control total de Camboya.
Lon Nol, después de la alianza del presidente saliente con Pol Pot, se alía con la Republica del Vietnam, dando inicio a la guerra civil Camboyana. No obstante, cuando las tropas americanas se retiran en 1975 después de un fracaso sin precedentes, el partido comunista vietnamés toma el control tanto del resto del país como Camboya... Entonces, empieza la tragedia.
Gracias a los Jemeres Rojos y las políticas de Pol Pot, casi 2 millones de personas perdieron la vida.
Visitar el Memorial de Choeung Ek
El Memorial de Choeung Ek se encuentra relativamente cerca del centro de Nom Pen, donde los campos de exterminio existieron hace medio siglo. Situado a una distancia de 16,9km de la zona hotelera, viajando por Hun Sen Bulevard, la carretera principal de Nom Pen, el memorial se dibuja en la distancia como un aviso de lo que está por venir.
Con un portal reminiscente de la cultura camboyana, este lugar, lleno de polvo y que no conoce el asfalto en su entrada, os recibirá con una informalidad que facilita digerir lo que veremos una vez cruzado ese portón.
Tal y como sucede en el museo Tuol Sleng, uno de los requerimientos para visitar Choeung Ek es cubriros los brazos y piernas, pues es importante para la cultura Camboyana que, en un sitio religioso o cultural, las personas muestren el mínimo de piel posible. Siguiendo también dicho modelo, las audioguías en este lugar se elevan hasta los 5€ para extranjeros y 2 para los ciudadanos locales.
Después de un jardín donde nos harán una introducción al memorial (solo con audioguía), llegaremos al memorial principal, pues esta visita es más directa y concentrada que Tuol Sleng.
Antes de entrar deberemos quitarnos los zapatos y cualquier sombrero como otro símbolo de respeto camboyano; un respeto que debe ser mostrado de manera ipso facta, pues la primera parada de nuestra visita es contemplar las calaveras recuperadas de decenas de víctimas asesinadas.
Tal visión debe ser contemplada y documentada con la máxima empatía y respeto, sino, las autoridades pertinentes os invitarán amablemente a salir. Si os negáis, su metodología será transformada en algo menos sutil.
El resto de la visita no tiene misterio: el patio contiene unas tiendas de recuerdos y otros objetos a poder ser adquiridos y, cómo no, un bar de precio generoso decora una velada que debería disfrutar de más intimidad y menos intención comercial.
Junto con el museo Tulon Sleng, Choeung Ek es un lugar imprescindible para inmortalizar uno de los momentos más oscuros de nuestra historia como raza. Sí, es más fácil encarar aquellos que celebran la excelencia. Por desgracia, estas cosas pasan y siguen pasando, y eso nunca debería caer en el olvido.
También en Nom Pen: El Palacio de Nom Pen
Además de dicho memorial y el museo Tulon Sleng, Nom Pen, capital de Camboya, disfruta de un edificio que ha sido siempre considerado de simbolismo perenne y responsable de resguardar al rey del país: El Palacio Real de Nom Pen. Ocupado por monarcas desde 1866, este palacio, con orientación al este, fue construido en la antigua ciudadela de Banteay Keo, espacio en el que todavía reside con toda su elegancia.
Pinceladas históricas
La constitución del Palacio Real de Nom Pen va directamente de la mano de la historia de los Khmer y Camboya. La sede de poder de los Khmer siempre estuvo establecida en la región de Angkor (famosa por sus templos), al norte de Nom Pen, desde el 802 A.C. hasta principios del siglo XV. Nom Pen, conocida en ese tiempo como Krong Chaktomuk Serei Mongkol, fue escogida como nueva capital en 1434, aunque fue variando de nuevo hasta serlo definitivamente en el siglo XIX. Junto con ello, el Palacio Real fue constituido como la sede de poder del rey del país, completando su construcción en 1866.
No obstante, durante la construcción del palacio en sí, el rey tuvo que vivir en un palacio de madera al norte de la ciudad, concretamente en Wat Ounalom. El Palacio Real se basaba de varios espacios marcados por la separación utilitaria y, por encima de todo, las necesidades del monarque que tuviera el poder en el momento. Entre ellos, el hall principal es donde se encontraban los tres tronos principales, siendo el lugar donde los reyes eran coronados y se recibían embajadores de otros países. El pabellón de Napoleón, utilizado por el rey Norodom como hall de recepción, utilizado hoy en día como museo. El pabellón Phochani, el hall donde se celebraban todos los banquetes, tanto reales como festividades especiales. El pabellón de la luz de la luna, situado al noreste de la muralla, también utilizado como zona de banquetes de estado y espectáculos de danza. Para finalizar el recorrido, queda el Damnak Chan, cuya única función era ser utilizado como edificio administrativo.
Por desgracia, el patio del oeste continúa siendo privado, pues el rey tiene su villa privada, la Khemarin, junto también con la Villa Kantha Bopha para recibir a invitados extranjeros.
El arquitecto conocido por celebrar tan importante construcción continúa siendo un misterio. Ningún documento recuerda su nombre. Lo que sí se sabe es el estilo de construcción del palacio: el estilo europeo fue utilizado de manera importante como inspiración. En cambio, el hall del trono y el antiguo Chanchaya fueron inspirados por el estilo tradicional Khmer, patentado por arquitectos del mismo ramal.