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El Groeningemuseum de Brujas: Seis siglos de la ciudad a través de la pintura

Anteriormente en este portal os hemos ofrecido grandes ideas para visitar la preciosa ciudad de Brujas. Pero la capital de Flandes del Oeste es un sitio con muchos inputs y razones para poder entender por qué es tan relevante como bella. En esta ocasión nos centraremos el Groeningemuseum, uno de los varios museos en los que se puede apreciar la razón por la que tanto a Flandes como región, como a Bélgica como país, se le debe mucho en el desarrollo artístico e intelectual de la era del Renacimiento. La ambición técnica de varios artistas de Brujas, Bruselas o Tournai hizo que de manera progresiva se diera importancia al realismo, la perspectiva y al paisaje.

Siglos XV y XVI: El germen de la Ars Nova

En este caso a través de sus salas haremos un repaso de la ciudad y el arte de esta zona desde el siglo XV hasta el siglo XX. Pero para empezar nuestro viaje nos tenemos que situar en una Flandes sobre el año 1400 que formaba parte del Ducado de Borgoña y bajo el poder de Philippe II el Atrevido (1364-1404) y Jean I Sin Miedo (1404-1419). Para ese momento ya se habían iniciado las raíces realistas en Borgoña a través de escultores como Claus Sluter o Jean de Marville que habían trabajado para Philippe II. Afortunadamente en la primera sala del museo se conservan unos capiteles de columna de la fachada del Ayuntamiento de Brujas que nos demuestran un testigo de esta evolución artística.

Los Capiteles de Tristán e Isolda de Jean de Valenciennes hechos entre 1376 y 1379 ya demuestran un nivel de detallismo que se puede trasladar al resto de piezas de la sala y que irían evolucionando esta premisa. Por ejemplo, disponemos de una copia de una Virgen con Niño de Robert Campin, el que sería el fundador del movimiento de Primitivos Flamencos que revolucionarían el arte europeo de la época junto a los renacentistas. Este movimiento también sería conocido como Ars Nova (no confundir con la música polifónica francesa del siglo XIV) por su revolucionaria innovación y esta sala contiene una obra original de uno de sus artistas icono, nos referimos a Virgen con el Canónigo Joris van der Paele (1437) de Jan van Eyck.

Si bien la primera sala se dedica a obras hechas para la ciudad, la segunda sala expande el catálogo de los Primitivos Flamencos con más artistas y diferentes localizaciones. Aunque para hablar de la primera obra relevante si que hacemos mención a uno de los artistas más relevantes en Brujas durante la segunda mitad del siglo XV, Hans Memling. Su Tríptico de Moreel (1484) se puede definir como una de las piezas de factura más pulcra y de paleta de color más bella del periodo. Pero también tenemos una pintura de otro ilustre contemporáneo, Isabel de Portugal con Su Santa (1457-60) de Petrus Christus. Además, la sala contiene otras piezas anónimas del periodo de notable o excelsa factura. A partir de la tercera sala nos encontraremos el arte que marca el cambio de siglo.

En esta sección hay varias obras de la carrera de Jan Provoost, que heredaba el estilo de Memling y otro artista notable, Gerard David del cual se conserva también varias obras destacables de su carrera como El Bautismo de Cristo (1502-8). Finalmente, nos ofrecen unas cuantas obras de artistas con menos renombre pero con indudables dotes como Adriaen Isenbrant o Ambrosius Benson. Estos artistas ya definían las tendencias pictóricas de Brujas de la primera mitad del siglo XVI. La cuarta sala deja un espacio para Jheronimus Bosch (El Bosco), su taller y seguidores por un lado y por el otro, pintores en Brujas y Amberes que establecieron la evolución de los Primitivos Flamencos al Renacimiento de Flandes. El Juicio Final (1500-5) de El Bosco es la pieza más notable.

Siglos XVI-XIX: Sobreviviendo al estancamiento

La sala quinta y sexta nos hace muestra de la pintura de final de siglo XVI y todo el siglo XVII. Esta centuria sería un momento de transición en el que Brujas se quedaría por detrás de Amberes en lo que se refiere a relevancia artística. Esto iría acompañado del hecho que el canal Zwim que conectaba Brujas con el mar se empezaría a taponar con sedimentos. Eso resultaba relevante, ya que este canal formado accidentalmente en 1134 durante una tormenta, abría la ciudad al acceso marítimo e iba íntimamente relacionado con la que fué su época dorada. En el caso de Brujas, lo que la naturaleza le dio, la naturaleza se lo quitó. En lo artístico aún se usaban reminiscencias de la época de prosperidad, pero artistas como Pieter Claeissens ayudaban a avanzar hacia el Manierismo y el futuro arte barroco en la ciudad.

Igualmente, destacar que hay un conjunto de salas nombradas con letras (A-E) en la que se nos presentan varios géneros pictóricos del siglo XVII: retrato, naturaleza muerta, pintura de género, paisaje, pintura histórica y pintura religiosa. La sexta sección de la exposición nos muestra el paso al periodo barroco tardío en la ciudad (siglo XVIII) y también la faceta neoclásica (siglos XVIII-XIX) que continuaba la evolución de las bases renacentistas de principios de siglo XVI. El mayor maestro de la ciudad era Joseph-Benoît Suvée el cual acabaría su vida trabajando en Roma. Obras como La Invención del Arte del Dibujo (1791) de Suvée o Paisaje con Ruinas Romanas de Paul de Cock o la escultura de la Madonna (1820-30) de Calloigne son de lo más representativo de este estilo.

Paralelamente en esta sala también se nos muestra el paisajismo de la segunda mitad del siglo XIX, materia en la que Bélgica y Países Bajos eran referentes desde el siglo XV. El siglo se cierra con toda una corriente de artistas que tratan el realismo mundano, el impresionismo, modernismo o el romanticismo. La escultura de La Muda (1883) de Achille Chainaye, El Crepúsculo de la Vida (1905) de Edmond Van Hove o Secret-Reflet (1902) de Fernand Khnopff nos hablan de una época en la que cada artista entraba en el estilo que más le definía. Eso ya nos conduce a las últimas tres salas en las que ya ponemos totalmente el pié en el siglo XX y las vanguardias. Estas tendencias innovadoras las tenemos que unir a un momento en el que la fotografía permitía un retrato fiel de la realidad.

Siglo XX: Reinventarse para adaptarse

Igual que la fotografía obligaba a los artistas a expandir sus horizontes, la ciudad también viviría un replanteamiento que la empujaría al estatus actual. Para finales del siglo XIX el Romanticismo había llevado al redescubrimiento de lugares históricos tanto por sus acontecimientos como por su arte. Brujas sería una de las ciudades que se beneficiaría de este hecho y se convertiría en un importante centro turístico europeo. La ciudad había tenido una importante pérdida demográfica pasando de 200.000 habitantes en el siglo XVI a 50.000 a principios del siglo XX y su recuperación sería progresiva hasta la actualidad. Pero igual que llegaba el turismo de toda Europa, también han llegado obras de arte.

En la octava sala, se reúnen artistas del Expresionismo Flamenco venidos de Gante, Amberes o Bruselas. El mismo principio se puede aplicar en las salas nueve y diez con las obras de Fauvismo y obra espiritual. Si bien hay artistas locales con obras de calidad, ya no se entiende la ciudad y lo que se mueve en ella sin pensar en las influencias externas y cada vez más internacionales. La población de la ciudad vuelve a estar por encima de los 100.000 habitantes en la actualidad y tiene uno de los puertos más importantes de Europa, Zeebrugge. Su escena artística sigue viva y varios museos de la ciudad como este, mantienen catálogos de arte digno de ser visitados.

Horario

De lunes a domingo de 9:30 a 17h

Precio

14 euros (adultos), 12 euros (menores de 25 años), Gratis (menores de 12 años, Amigos de los Museos e incluido en la Musea Brugge Card y la Museumpassmusées)

Contacto

Ubicación del Groeningemuseum en Brujas

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