Marruecos

¿Qué ver en Marruecos?

Situado en el norte de África, al otro lado de Gibraltar, Marruecos se revela como un país multicultural; internacionalmente reconocido por su amplio patrimonio y la extensa cultura que sucesivas dinastías depositaron tras su paso a lo largo de los años; tal como avalan los numerosos reconocimientos que la UNESCO le ha atribuido.

Merinís, Saadíes, Idrissides… años de saber adscritos en su arquitectura, su fe y su territorio.

Erigido como destino preferido por los extranjeros, esta visita se revela como el viaje más cercano a un destino lejano, pues su entorno y tradiciones nos brindan la oportunidad de vivir una de las experiencias más exóticas a pocas millas de la península.

Medinas laberínticas, palacios salidos del cuento de "Las Mil y una Noches", extensos palmerales, playas de ensueño y desérticas dunas hacen de Marruecos un lugar fascinante, digno de ser recordado. Un paraje marcado por la naturaleza, la historia, el arte y la hospitalidad.

Repleto de imprescindibles por descubrir, en este post nos aventuramos a sugeriros aquellos que sin duda son de visita obligada, entre los que se encuentran algunas de las ciudades y entornos más espectaculares e importantes del país. ¿Nos acompañáis?

Lugares de interés en el mapa

Nuestros 10 imprescindibles que ver en Marruecos

Tal y como hemos mencionado, Marruecos es un país que ha sabido preservar su historia y el paso de las diversas civilizaciones que lo han habitado. Un legado forjado e inscrito a fuego en su patrimonio arquitectónico, donde las reminiscencias bereberes, andalusís y musulmanas han acabo dictando el trazado de sus ciudades, la planta de sus monumentos y el recorrido de sus parajes.

Numerosos enclaves y rincones que, a modo de luminosas estrellas, brillan y deslumbran por toda su geografía y entre los cuales nos aventuramos a recomendaros diez.

Tetuán

Esta pequeña ciudad mediterránea situada en el norte del país, conocida con el sobrenombre de la “paloma blanca”, sorprende por su estrecha vinculación histórica con España.

Erigida como capital del protectorado en mil novecientos doce, Tetuán presume de mantener el castellano como segunda lengua oficial, conservando a día de hoy, carteles escritos en la lengua que, de manera casi anecdótica, decoran diversos rincones de la ciudad.

Situada en el corazón del valle del río Martil, al abrigo de la cordillera del Rift, la localidad aúna de forma prodigiosa entorno, arquitectura e historia; siendo su Medina declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Durante la visita no dudéis en recorrer el barrio del Ensanche y acercaros al kasbah, el espacio fortificado de origen bereber donde antiguamente los lugareños se protegían tanto de las incursiones y ataques de los intrusos como de las inclemencias del tiempo.

Tetuán, Marruecos.

Marrakech

Conocida como la “ciudad roja”, Marrakech es el principal destino turístico del país.

Bulliciosa, ajetreada, llena de rincones y espacios ocultos donde se suceden las diversas historias que protagonizan sus habitantes. Un bazar infinito, donde la explosión de sabores y colores cautiva al viajero.Eso es lo que sucede cuando visitamos enclaves como la plaza de Djmaa el Fna (lugar de los muertos).

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, esta plaza es sin duda una de las más fascinantes del mundo. Disfrutar de los míticos espectáculos de los encantadores de serpientes que se acontecen, saborear un verdadero té moruno en alguna de sus terrazas o regatear con los comerciantes la adquisición de algún producto os hará sentir como verdaderos marroquíes.

Pero aquí no terminan las posibilidades de esta embaucadora localidad. La fascinante mezquita Koutoubi, el Palacio de la Bahía, los Jardines Marjorelle, el Barrio Judío o la Medina son algunos de los atractivos que erigen Marrakech como la auténtica capital de Marruecos, con el permiso de Rabat.

Panorámica de Marrakech al anochecer.

Chefchaouen

Situada al norte del país, Chaouen (como se la conoce coloquialmente) es una ciudad pintoresca, luminosa y abrumadora. Uno de los parajes más bellos que esconden las montañas del Rif.

Con ese blanco y azul intenso que colapsa las paredes de sus casas de reminiscencia andalusí; la “perla azul” de Marruecos, nos invita a conocer su barrio amurallado, la Medina, la Ermita Española, la Gran Mezquita o simplemente a sentarse plácidamente en alguno de los cafés de la plaza Uta al-Hammam, mientras, embriagados por el aroma de las especies degustamos un auténtico cuscús.

Calles de Chefchaouen, Marruecos.

El ksar de Ait Ben Haddou

La geografía marroquí está salpicada por decenas de kasbahs, pero si hay un lugar que se revela como la auténtica capital de estas solemnes fortificaciones este es el impresionante ksar de Ait Ben Haddou, situado a treinta kilómetros de Ouarzazate. (Un ksar en un pueblo fortificado de origen bereber compuesto por numerosas kasbahs en su interior).

Adentrarse en su entramado de callejuelas y pasadizos es situarse en un auténtico laberinto histórico.

Escenario protagonista de películas y series mundialmente conocidas como Lawrence de Arabia, Gladiator o Juego de Tronos, este fuerte de adobe y piedra declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO es una de las postales más emblemáticas y fascinantes del país. Un enclave que hoy se presenta casi abandonado, pero al que sin embargo merece la pena acudir.

Ksar de Ait Ben Haddou al atardecer, Marruecos.

Essaouira

A tres horas de la destacada Marrakech, Essaouria se erige como el último bastión de la cultura mediterránea. Un hermoso pueblecito pesquero que en dos mil uno recibió el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad gracias a sus innumerables atractivos arquitectónicos y naturales que a lo largo de los siglos ha sabido conservar.

Su medina fortificada de reminiscencias musulmanas y europeas, salpicada por el blanco de sus casas; las extensas playas y el puerto donde hoy todavía podemos contemplar algunos de los viejos cañones y las murallas que protegían la ciudad del ataque de los corsarios o la Skalla de la Ville, el único lugar desde el cual puede accederse a ellas permitiendo recorrer su perímetro, son algunos de los indispensables que atesora Essaouria y la encumbran como una de las ciudades más bellas del país.

Puesta de sol en las playas de Essaouira, Marruecos.

Fez

Famosa por su laberíntica Medina Fez el-Bali, Fez se revela como una localidad tranquila, donde el turismo se practica de manera relaja, sin el caótico estrés de Marrakech. Pero eso no la convierte en enclave menos atrayente, pues estamos seguros de que su arquitectura, historia y cultura no os dejarán indiferente.

Paseando por su casco antiguo, la Calle Talaa o Rainbow Street Art, descubrimos una ciudad interesante, llena de interminables zocos en los cuales se regatea al abrigo de las oraciones que fluyen desde las escuelas coránicas, curtidurías o monumentos y enclaves tan emblemáticos como la Plaza Seffarine, la Puerta Bab Bou Jeloud, Madrasa Bou Inania o el Barrio Judío. Una localidad que sin duda merece la pena conocer.

Fez

Rabat

La atípica capital del país.

Probablemente, la ciudad menos turística de todo Marruecos y aunque quizás no entre en las quinielas de muchos de vosotros al organizar vuestra escapada, creemos que vale la pena dedicarle algo de tiempo.

Situada a orillas del Atlántico, en el estuario del río Bou Regreg, Rabat fue, en tiempo pretérito, enclave importantísimo para la piratería. Su ubicación propició el paso de diversas civilizaciones y dinastías que dejaron su huella, dotando a la ciudad de una esencia que hoy se ha traducido en una mezcla perfecta de tradición y modernidad.

Una magia y encanto que desprenden hermosos monumentos como el kasbah de los Udayas, el Palacio Real, el cementerio musulmán de los mártires, la Torre de Hasam, el mausoleo de Mohammed V o la necrópolis de Chellah, cuya historia se remonta a la época del Imperio Romano.

Panorámica de Rabat, Marruecos.

Las cascadas de Ouzoud

A unos ciento cincuenta kilómetros de Marrakech, encontramos uno de los mayores vergeles del país, las Cascadas de Ouzoud. Un oasis colgado de la terrosa y desértica geografía de la cordillera del Atlas, por el cual trazar fantásticas rutas de senderismo, recorrer sus gargantas, practicar rafting y pesca o disfrutar del contraste de sus gélidas aguas.

Una de las maravillas naturales más sobrecogedora y famosa del norte de África, con saltos de agua que alcanzan los ciento diez metros de altura; llena de pozos y piscinas naturales que viven su máximo esplendor tras la temporada de lluvias.

Cascadas de Ouzoud, Marruecos.

El valle del Draa

Situado en el sur del país, el Valle del Draa (sin ruido) es el inicio de una ruta maravillosa que discurre entre paisajes asombrosos, ciudadelas y fortificaciones. Un paraje que nos invita a conocer ciudades como Ouzrzate, Taourit y su kasbah o Zagora, mientras atravesamos la escarpada cordillera del Atlas y recorremos un profundo palmeral para acabar reposando en las interminables arenas del desierto del Sahara.

Valle del Draa, Marruecos.

El desierto del Sahara

Uno de los mejores lugares de Marruecos.

Una majestuosa extensión árida que hay que visitar una vez en la vida.

Donde vivir experiencias inolvidables como presenciar la puesta de sol tras las dunas, contemplar el inmenso cielo estrellado, dormir en los auténticos campamentos saharauis que encontramos en localidades como Merzouga o Zagora, conocer los antiguos poblados bereberes o recorrer sus arenas a lomos de un camello.

Un universo indescriptible, donde formas, colores y volúmenes se desdibujan y entreveran de manera efímera evocando las palabras que, en su día, plasmó el escritor Paul Bowles en “El cielo protector”- allí en el desierto, aún más que en el mar, tenía la impresión de que estaba sobre una gran mesa, de que el horizonte era el borde del espacio-.

Dunas del desierto del Sahara, Marruecos.

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