Corfú

Corfú, la desconocida del Mediterráneo

Situada frente a las costas griegas encontramos Kerkyra (Corfú); la más bella, fascinante y hermosa de las Islas Jónicas.

Con una superficie de unos quinientos ochenta y cinco kilómetros cuadrados, es la segunda más grande del archipiélago, después de Cefalonia.

Un enclave en el que arte, cultura e historia se confabulan erigiendo uno de los escenarios mitológicos más sugestivos del continente.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en dos mil siete, su ciudad homónima se revela como un ejemplo arquitectónico de incalculable valor, único en el mundo. Donde el legado de culturas y estilos cobran vida en cada espacio, cada rincón, cada calle.

La erudita Grecia, el combatiente Imperio Bizantino, el Renacimiento veneciano o el bohemio encanto francés dotan esta isla de una clara autenticidad, esbozando un viaje a través del tiempo.

Sus playas, su clima, su entorno, su gastronomía… Corfú tiene mucho que ofrecer al viajero, aunque no necesita ningún pretexto para cautivarlo.

Simple y genuina, así es Corfú, la desconocida joya del Mediterráneo.

Detalles históricos

Kerkyra está estrechamente vinculada a la mitología griega desde mucho antes de sus orígenes, pues se cree que su característica orografía en forma de hoz, se debe a que bajo la isla se encontraba la herramienta con la que Crono castró a su padre Urano.

Pero aquí no terminan sus epopeyas, odiseas y leyendas, ya que su nombre está relacionado con dos poderosos símbolos de las aguas; Poseidón, dios del mar y Asopo, el dios rio.

Según el mito, Poseidón se enamoró de Córcira, hija de Asopo y la ninfa Metope, y la raptó (una costumbre que tenían los dioses en los mitos de aquella época). Acto seguido, Poseidón la llevó hasta la isla; la cual todavía no tenía nombre y en un arrebato de felicidad la bautizó con el de su amada, evolucionando finalmente a Cercira (en dialecto dórico). Aunque a lo largo de la literatura ha tomado otros nombres como Esqueria (mencionada en la Odisea) o Drépane y Macris.

Ya con documentos en la mano que lo atestigüan, en el año cuatrocientos treinta y cinco, Corfú se alió a Atenas, participando junto a ella en la guerra del Peloponeso. Un enfrentamiento que concluyó con la derrota en el cuatrocientos cuatro a. C; momento en el que la isla se mantuvo bajo la hegemonía espartana hasta que en el año trescientos setenta y cinco a. C. Timoteo restableció el dominio ateniense.

Casi un siglo después, fue dominada por los romanos, pasando a formar parte del Imperio de Oriente.

Durante gran parte de la Edad Media, Corfú estuvo sometida al poder del Imperio Bizantino. Un periodo en el que árabes, normandos y basileos intentaron poseerla.
Fue a inicios del s. XIII cuando Teodoro Comneno Ducas anexionó la isla al archipiélago como parte del Despotado de Épiro.

A lo largo de este siglo el territorio estuvo bajo la órbita de los angevinos instalados en Nápoles y Sicilia y los bizantinos, quienes nuevamente intentaron recobrarla. Sin embargo, Venecia sostuvo su dominio hasta mil setecientos setenta y nueve, momento en el que Corfú pasó a manos francesas gracias al tratado de Campoformio.

En mil ochocientos quince, durante el Congreso de Viena, los ingleses expulsaron las tropas napoleónicas y las Islas Jónicas quedaron bajo el dominio de Inglaterra. Sin embargo, debido a la fuerte oposición de los griegos a la presencia de su hegemonía y tras la firma del Tratado de Londres, estas fueron devueltas a Grecia en mil ochocientos sesenta y cuatro.

A inicios del siglo XX, Corfú fue erigida como refugio de las tropas serbias y montenegrinas, momento en que se proclamó la creación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos en la ciudad.

Devuelta a manos griegas, en mil novecientos veintitrés Mussolini bombardeó la isla, en un intento de devolver las Jónicas a Italia, aunque finalmente, la ocupación no tuvo lugar.

En abril de mil novecientos catorce, toda Grecia cayó ante la ocupación alemana hasta que, treinta años más tarde, y gracias al apoyo de los aliados, las tropas griegas lograron liberar el territorio.

Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, la isla, inició un lento periodo de restauración que vivió su máximo apogeo en mil novecientos setenta y cuatro, momento en el que se consolidó el estado republicano y democrático griego.

Finalmente, el veinticuatro de junio de mil novecientos noventa y cuatro se firmó el conocido como Tratado de Corfú, significando la incorporación de esta a la Unión Europea.

Templo griego en Corfú, Grecia.

¿Qué ver en Corfú?

La capital

La ciudad de Corfú es una de las más bellas de Grecia. Su centro histórico se erige como muestra de eclecticismo arquitectónico y urbanístico; cualidad que destaca en lugares como la Spianada, una de las mayores plazas del país. Un enclave que ofrece dos espacios perfectamente discernidos; Pano Plateia (la plaza superior), donde encontramos un amplio paseo lleno de estatuas y monumentos históricos; y Kato Plateia (la plaza inferior), una gran pradera en la que es habitual ver a los lugareños jugando al cricket. Un deporte introducido por los británicos durante el periodo del Protectorado.

En sus inmediaciones se encuentran algunos de los edificios construidos durante la ocupación francesa como el Palacio de San Miguel y San Jorge el cual, actualmente, es sede del Museo de Arte Asiático.

Paseos pavimentados, porches, un laberíntico entramado de calles y plazas en el que descubrir arte, cultura, tradiciones y enclaves tan relevantes como la iglesia de Agios Spyridonas, patrona de la isla. Una construcción litúrgica en la que destacan la belleza de los frescos de su capilla y el campanario, erigido como el elemento arquitectónico más alto de la ciudad.

A pocos metros encontramos el Campiello, el barrio más pintoresco de la ciudad. Una clara alusión a la distribución italiana en la que los recorridos se entrelazan y emergen en pequeñas plazoletas como la de Kremastis, la cual desprende esa bohemia esencia napolitana.

El Museo Arqueológico y el frontón oeste del templo de Artemisa; el Museo Bizantino, ubicado entre los muros de una iglesia del quattrocento; o la Plaza del Ayuntamiento son otros de los imprescindibles que ver en Corfú.

Pero si hay un lugar que no podemos dejar de visitar, es ese el que ocupan las fortalezas que aún persisten en la localidad. La más antigua, situada al este, data de la época del Imperio Bizantino; mientras que la conocida como Nueva Fortaleza fue construida entre los s. XVI y XVII. En la actualidad, las dos se han convertido en un espacio lúdico-cultural en el cual se realizan conciertos y exposiciones.

Con todo esto y mucho más, no es de extrañar que Corfú sea considerada como una verdadera ciudad artística.

Panorámica de la ciudad de Corfú, Grecia.

El Palacio de Achilleion

Construido por el arquitecto napolitano Raffaele Caritto, sobre el esqueleto de la villa del Corfiot Petros Brailas-Armenis, El Palacio de Achilleion o de la princesa Sissi (como popularmente es conocido) es uno de los mayores atractivos histórico-arquitectónicos de la isla.

Situado a diez kilómetros de la capital, en el pueblo de Gastouri, esta villa fue diseñada respetando los cánones de la Grecia clásica.

Estatuas como la que nos presentan el mito de Aquiles, frescos, columnas, fuentes y objetos de incalculable valor; salpican las más ochenta hectáreas que ocupan el palacio y sus jardines, erigidos como un verdadero oasis de serenidad.

Un espacio que sirvió para que Isabel de Baviera se refugiase y recuperara de las crisis psicológicas sufridas a raíz de la pérdida de su hijo y que se ha convertido en uno de los ejemplos más icónicos de las palabras paz y bienestar.

Fachada del Palacio de Achilleion, Corfú.
Horario

Junio-Agosto

  • Lunes-Domingo: De 8 a 19 h.

Septiembre-Mayo

  • Lunes-Domingo: De 9 a 15:30 h.
Precio
  • Entrada general: 7 €.
Contacto

Sidari

Sin duda, el paraje más romántico de Corfú.

Conocido como el Canal del Amor, Sidari es una profunda ensenada natural formada por paredes arenosas y rocosas, dibujadas caprichosamente por la erosión del mar y la fuerza del viento. Engendrando bahías de fascinantes aguas cristalinas en las que se encuentra su homónima playa, una de las más famosas de la isla.

Situado en el atractivo pueblo de Sidari; según cuenta la leyenda, todas las parejas que nadan dentro de este exuberante canal están destinadas a casarse.

Canal de Sidari, en Corfú.

El Monasterio Vlachérna

Uno de los iconos de la isla.

Esta hermosa iglesia blanca rodeada por el mar se encuentra en la península de Kanoni; en un diminuto islote a escasos cuatro kilómetros del centro histórico de la capital.

Edificado durante el s. XVIII, el Monasterio de Vlachérna está dedicado a la Virgen María de Vlahernon y destaca por la estructura su campanario; una construcción característica en los lugares de culto ortodoxo.

Convertido en el verdadero símbolo de Corfú, su imagen durante el atardecer es una de las instantáneas más fotografiadas del atolón.

Panorámica del Monasterio de Vlacherna, Corfú.

Pontikonisi

Esta pequeña isla situada en la espléndida bahía de Kanoni, a la cual podemos acceder desde el muelle de Vlachérna, es uno de los parajes más salvajes y vírgenes de Kerkyra.

Cubierta por una rica flora mediterránea entre la que destacan los cipreses y los pinos, en ella encontramos la Capilla Bizantina del Cristo Pantocrátor, una iglesia datada en el s. XII.

“La isla de las ratas”, como es conocida entre los lugareños, fue uno de los lugares más queridos por la emperatriz Sissi, aunque también fue escenario de historias y leyendas pues, según la mitología griega, Pontikonisi es la nave con la que Ulises regresaba de Ítaca y que Poseidón convirtió en roca.

Panorámica de la isla de Pontikonisi, Corfú.

Pelekas

Rodeado de olivos, en la costa oeste de Corfú, se encuentra este pequeño pueblo; elegido por Guillermo II, emperador de Prusia y Alemania, como lugar en el que meditar y admirar la inmensidad de los paisajes de la isla durante sus veraneos en el Palacio de Achilleon.

Pelekas, una pintoresca villa de montaña. Remanso de paz y serenidad, que alberga uno de los miradores más privilegiados del entorno, el Kaiser Throne “trono del emperador”. Un enclave desde el cual se divisa la hermosa playa de Glyfada, situada solo a unos minutos.

Casco urbano de Pelekas, Corfú.

Paleokastritsa

Donde la naturaleza y el mar se unen para crear el que los griegos llaman “el lugar más bello del mundo”.

Escenario del mítico encuentro entre Odiseo y Nausicaa, tal como relata Homero en su Odisea, Paleokastritsa es un pequeño pueblo a orillas del mar; con una costa irregular y rocosa, formada por cinco bahías y seis pequeñas calas de aguas cristalinas.

Aparte de sus playas, uno de los atractivos que más miradas acoge es el monasterio con vistas al mar, ubicado en lo alto de un promontorio.

Sin duda, uno de los parajes más mágicos y místicos de la isla y uno de los destinos preferidos por aquellos que van en busca de algo de aventura.

Fachada del monasterio de Paleokastritsa, en la isla de Corfú.

Islas de Paxos y Antipaxos

Las islas de Paxos y Antipaxos, las más pequeñas del archipiélago jónico, son un excelente destino en el que perderse.

Situadas al sur de Corfú son conocidas por sus increíbles Cuevas Azules, sus playas paradisíacas y sus indómitos paisajes. Revelándose como uno de los espectáculos naturales más hermosos de Grecia.

Flores, aves, mariposas y terrazas exultantes de viñedos y olivos, regalan al visitante una experiencia pura, sin aditivos.

Relevantes a nivel histórico, ante sus costas se disputaron grandes batallas navales y a nivel mitológico son conocidas como el nido de amor de Poseidón.

Una visita en la que no puede faltar la excursión hasta la Playa Erimitis, situada en la isla de Paxos; lugar donde se encuentran las mencionadas cuevas y al que solo es posible acceder en barco.

Se trata de unas grutas marinas en las que el agua adquiere una cromática azul desbordante y donde, según cuenta la leyenda, se encontraba el palacio de mármol del Dios de los Siete Mares (Poseidón).

Para completar la jornada, que mejor que conocer Gaios, su bonita capital.

Costas de la Isla de Paxos, Corfú.

El Cabo Drastis

El Cabo Drastis (Ákra Drástis) se encuentra en la parte norte de Corfú, a cuarenta kilómetros de la capital.

Se trata de una sección de tierra rodeada por multitud de pequeñas islas y playas a las cuales solo es posible acceder por mar.

Exuberante vegetación y una ubicación privilegiada que ofrece vistas de trescientos sesenta grados en las que imponentes acantilados de tierras blancas y agrestes costas añiles componen el marco idílico para los amantes de la naturaleza.

Pero la zona, no se resume únicaménte en vistas y agua. Además, ofrece diversos caminos de ronda hacia los pueblos cercanos desde los cuales capturar algunos de los ocasos más bellos de la Kerkyra.

Hay que señalar que el Cabo Drastis es un área privada con acceso regulado, por lo que para acceder a él hay que abonar 5 € por persona. Aunque ya os adelantamos, que las vistas son las mismas que las que podéis admirar desde el mirador que se sitúa algo más suroeste.

Panorámica del Cabo Drastis, Corfú.

Las Playas de Corfú

Uno de los mayores reclamos de las islas son sus playas y eso en Corfú no es ninguna excepción.

Entre las más visitadas de la isla se encuentran las de la bahía de Paleokastritsa y las de los canales de Sidari, aunque partiendo de la ciudad dando un agradable paseo, podemos encontrar hermosos arenales de aguas transparentes en los que se ubican balnearios como los de Gouvia, Dassia, Ipsos y Barbati.

Si lo que buscamos son enclaves menos bulliciosos, lo mejor es dirigirse hacia el norte, hasta la paradisiaca playa de Kerasia o hasta la localidad de Kassiopi donde, dominadas por la majestuosidad de su castillo, encontramos las playas gemelas de Batari y Kanoni.

En la región oeste, una de las bahías más hermosas de la isla, Agios Georgios Pagon Beach. Una larga extensión semicircular de casi cinco kilómetros de longitud, ideal para aquellos a los que no les guste tumbarse bajo el sol como lagartijas.

Finalmente, en el extremo suroeste de la isla, encontramos Halikunas, un paraíso para los amantes de los deportes de vela. Arena dorada y aguas bravas y cristalinas, en un espacio que divide al mar Jónico en dos desde la orilla del lago Korission, erigiéndolo como un espacio único en el mundo.

Panorámica de la playa de Halikounas, Corfú.

¿Cómo llegar?

Como ya hemos mencionado en líneas anteriores, Corfú forma parte del archipiélago de las Islas Jónicas, situadas al este de la Grecia continental. Por lo tanto, solo existen dos formas de llegar a ella.

En avión

La isla posee diversas conexiones directas con España y otras capitales europeas, muchas de ellas mediante compañías “low cost”. Especialmente desde la primavera hasta finales de verano, ya que muchas de estas aerolíneas optan por ofrecer un servicio temporal debido al incremento de la demanda turística por el destino durante esta época.

El aeropuerto de Corfú se encuentra a tres kilómetros de la capital y cuenta con autobuses lanzadera que la conectan con esta, con una frecuencia de veinte minutos.

A modo de indicación advertiros que, si vuestro deseo es llegar a la isla desde alguna de las otras islas griegas, deberéis realizar escala en Atenas o Salónica, ya que estas no cuentan con puente aéreo.

En barco

La otra alternativa es viajar hasta Corfú en ferry partiendo de los puertos griegos de Igoumenista (a dos horas de la isla) o Patras (a seis horas).

También existe la posibilidad de proceder al viaje desde algún puerto italiano, aunque con algo más de demora según donde embarquemos.

Cómo moverse por Corfú

Una vez en tierra firme, lo mejor es alquilar un vehículo que nos permita recorrer la isla a nuestro antojo, pero también existen autobuses que conectan la capital con los pueblos y enclaves más destacados; aunque cabe señalar que su frecuencia es menor durante los domingos y festivos.

Ferry ante las costas de Corfú, Grecia.

¿Dónde comer?

En Corfú pueden degustarse algunos de los platos más típicos de la cocina griega, como la famosa ensalada, el tzatziki, el feta o la deliciosa moussaka. Pero existen algunas especialidades que solo se elaboran en los fogones de la isla como el noumboulo foumikado, solomillo ahumado de cerdo y salchichas; la bifteki, una albóndiga con cebolla, ajo y perejil; o la tyropita, la típica focaccia rellena con queso griego. Además de una amplia propuesta de platos realizados a base de pescado.

Ineludibles que podremos saborear en establecimientos como la Taberna Stamatis, la que dicen es la más bonita de toda Corfú.
Situada en una antigua casa, a unos ocho kilómetros al sur de la ciudad, su interior conserva ese encanto de antaño, propio de los pueblos de costa. Un negocio que se inauguró en mil novecientos sesenta y nueve y que con el paso de los años ha consolidado su prestigio, ofreciendo sabrosos platos regionales elaborados con productos de temporada.
Lo mejor, sus carnes asadas a fuego lento en el horno de leña.

Otro clásico de la gran jónica es El Posidonio. Escondido en la zona baja de Murgia, en el antiguo puerto de la ciudad, este restaurante de tradición familiar es uno de los lugares que deberéis visitar para degustar las mejores mezzedes de carnes bajo el follaje de las parras, frente al mar.

Finalmente, para aquellos que apuestan por la autenticidad, el Aubergine. Un restaurante de comida casera con versiones veganas de las recetas tradicionales griegas, entre las que destaca su deliciosa moussaka. Sus mesitas perfectamente distribuidas en las terrazas de la famosa calle del Listón, colmaran una maravillosa velada al fresco disfrutando del ambiente del alrededor.

Mesa de restaurante frente a la mar, Corfú.
Contactos

Taberna Stamatis

Posidonio Agios Gordios

Aubergine Café

¿Dónde alojarse?

Las islas griegas se han convertido en objeto de deseo para el turismo. Es por ello, que la oferta de hospedajes en ellas, no deja de aumentar. Hoteles, pensiones, albergues, bed & breakfast… un amplio abanico de opciones capaces de ajustarse a las necesidades y demandas de cada viajero.

Toda la ínsula posee alojamientos dignos de mención, aun así, a continuación, os sugerimos tres establecimientos situados en su capital.

El primero es El Locandiera, ubicado en el corazón de Corfú, a cien metros del Listón. Un coqueto bed & breakfast donde las habitaciones cuentan con baño privado con artículos de aseo gratuitos, hervidor de agua y microondas. Todo lo necesario para hacer de él vuestro refugio en la isla.

De una categoría algo superior es el Bella Venezia. Un distinguido hotel erigido entre los muros de una histórica mansión de estilo neo clasicista, hoy restaurada, que dispone de amplias y cómodas habitaciones con zona de escritorio.
Situado a escasos metros de la plaza Spianada, el Bella Venezia cuenta además con un precioso jardín donde, durante los meses de primavera y verano, se sirven sus abundantes desayunos con especialidades locales, incluidos en el precio de la pernoctación.

Para concluir, os sugerimos el Siorra Vittoria. Otra elegante mansión, esta del siglo XIX, en el centro histórico de Corfú, convertida en un acogedor hotel con encanto. Habitaciones llenas de personalidad, muebles tallados en madera y deliciosos desayunos bufete servidos en sus hermosos jardines, son algunos de los atributos que sin duda lo hacen destacar.

Panorámica al atardecer del mar Jónico desde la terraza de un hotel en Corfú, Grecia
Contactos

Locandiera

Bella Venzia Hotel

Siorra Vittoria Boutique Hotel

Corfú, un lugar en el que la brisa del mar proyecta el eco del canto de las sirenas. Donde el vestigio de las culturas se funde en las dunas de las bahías. Donde el tiempo perdió su esclavitud para detenerse y capturar el corazón del viajero.

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