Alaska, esa región de Estados Unidos que parece más un país que una extensión norteamericana, es famosa, ya no solo por su vida salvaje, montañas imposibles o bosques encantados, sino por un fenómeno natural que, por desgracia, va en peligrosa decadencia: los glaciares.
Unos 27.000 glaciares, aproximadamente, nacieron y viven en la misma Alaska, y si bien ese número se reduce cada día más, no podemos evitar maravillarnos con esta acumulación de agua en estado sólido que lleva allí desde la misma edad de hielo.
¿Hay que visitar los 27.000 para tener una sensación de haber completado la tarea? En absoluto, pero estos 5 que vamos a presentaros sin duda os dejarán con ganas de más.
Glaciar Knik
Situado a 80km al sur-este de Anchorage, el glaciar Knik es una aventura situada en una parte virgen de la naturaleza a la que solo podemos acceder con un camión capaz de transportarnos y, para llegar a nuestra meta, una lanza motora.
Partiendo del centro de información y atención, deberemos recoger nuestro equipo de chaquetas y otros utensilios pues, entre el frío descarado y el hecho de tener que andar en el hielo, podría suponer un grabe problema para nuestra salud si no vamos bien preparados.
No hace falta decir que, para acceder por tierra, es imposible hacerlo durante el invierno, pues los ríos circundantes yacen congelados. Por diferencia, entre julio y agosto estos se funden, abriendo un camino natural hacia el glacial. Una vez conectemos con el lago donde se encuentra Knik, cogeremos una lanza motora y nos acercaremos por agua para, por fin, divisar el glaciar al horizonte.
El resto consiste en disfrutar de ese momento.
Glaciar Exit
No, no es una broma. Realmente se llama así.
Apuntes a parte, el Glaciar Exit se encuentra en plena península de Kenai, concretamente en la zona de los fiordos de Kenai, siendo su protagonista absoluto. Este es el glaciar, ya no el más visitado de Alaska, sino el que disfruta de un "más fácil acceso", pues podemos llegar desde andando (a una distancia respetable), en barco o piragua. Si bien es mejor visitarlo en invierno, cuanta más calor haga durante nuestro viaje más posibilidades tendremos de contemplar en persona un desprendimiento.
Que eso sea algo que os interese ver, o os afecte por su significado, es algo que deberéis decidir vosotros.
Glaciar Valdez
Situado a unos 40km de la misma ciudad de Valdez, este glaciar, de proporciones importantes, yace en medio de donde se cruzan las montañas, concretamente en un valle un tanto aislado de la civilización.
Con una profundidad de 182 metros, entre el 7 y 8 de julio de 2019, una porción importante del glaciar se separó del cuerpo principal. No obstante, los expertos dicen que no tiene nada que ver con el deshielo, sino un fenómeno tectónico provocado por los movimientos del núcleo del planeta.
El peligro que esto supone para cualquier turista es el hecho de que, debido a este fenómeno tan violento, el hielo queda deformado, siendo capaz de desprenderse con mucha facilidad en trozos pequeños pero letales para un humano. Además de ello, se han creado como islitas que, si bien parecen estables para andar sobre ellas, pueden hundirse, o realizar movimientos bruscos, en pocos segundos, provocando más de un accidente.
Es muy importante que, antes de visitar este glaciar, o cualquier otro por esa norma, investiguemos bien el estado del mismo y tomemos las medidas necesarias para no destruir la naturaleza y evitar que daño alguno llegue a nosotros.
Glaciar Columbia
En la costa sur de Alaska encontramos el glaciar que simboliza a la perfección lo que está sucediendo en este planeta. Desde 1980, esta maravilla natural ha ido reduciendo su tamaño a pasos alarmantes, llegándose, hace tres años, a partir por la mitad, incapaz de volver a encontrarse en el mar.
Si bien se puede argumentar que las temperaturas en la Tierra siempre han oscilado en sus 4.500 millones de años, que un glaciar que había estado miles de años en una forma y aspecto uniforme pierda la capacidad de mantenerse unido en solo 40 años da mucho que pensar.
Con una retirada actual de unos 20km, si bien podemos visitar esta glaciar a cierta distancia, lo mejor sería dejarlo tranquilo, esperando que se pueda recuperar.
Glaciar Spencer
A unos 100km al sur de Anchorage, encontramos el glaciar Spencer. Llegando hasta los 1066 metros de altura, este glaciar de naturaleza azul, debido a cómo los rayos solares y su composición química entran en contacto, presenta varias formas de poder disfrutar de su existencia, aunque para todas ellas hay que ir preparado.
Desde poder escalarlo, tener espacios habilitados para acampar cerca de él o, por otro lado, acercarnos por agua con una piragua, el glaciar Spencer ofrece muchas más posibilidades para disfrutar visitándolo que el resto de los mencionados aquí.
Teniendo en cuenta las condiciones climáticas actuales, que esta roca de hielo continúe unificada y no se haya partido como sus hermanos, no deja de ser una victoria agridulce, pues, a este ritmo, es solo cuestión de años que el nivel del mar se vea claramente perjudicado.