"Anocheció Madrid, que parecía cubierto del cristal más transparente, que estaba amaneciendo de repente con tanta claridad como de día. Luces vivas sus calles repartía, poblando la ciudad más que de gente, de destellos de luz resplandeciente que el aire embelesaban de alegría. El cielo miró arder desde su abismo, como un diamante en negro terciopelo. Madrid, alma encendida a su espejismo: ciudad nocturna en urna de su hielo. Narciso enmascarado de sí mismo y Eco, muda de asombro, el mismo cielo." Así describía José Bergamín la ciudad en su Anocheció.
Una localidad que, como bien transmiten las palabras del poeta, brilla con luz propia.
De presencia magnánima y marcado carácter.
Una villa que ha sabido preservar su legado erigiéndose como toda una capital y que hoy se revela como uno de los destinos turísticos con más proyección internacional del país.
En las siguientes líneas os invitamos a realizar un breve recorrido por algunos de sus lugares y monumentos más significativos. Un viaje exprés por la localidad que nos permitirá hacernos una idea de lo mucho que esconde y que seguro os agradará.
Diez imprescindibles que no puedes perderte en Madrid
La Plaza Mayor
Situada en el corazón de Madrid, entre la Puerta del Sol y el Palacio Real se encuentra la Plaza Mayor, uno de los enclaves más turísticos de la capital española.
Con un tamaño de ciento veintinueve metros de largo y noventaicuatro de ancho, los orígenes de esta glorieta se remontan al s. XV, cuando en este cruce entre los caminos de Toledo y Atocha, se celebraba el mercado principal de la villa medieval.
En en año 1580, tras el trasladado de la corte a Madrid, Felipe II encargó su remodelación y el del entorno circundante, derribando las casas que moraban su manzana. Unas obras que finalizaron en mil seiscientos diecinueve, de la mano del arquitecto Juan Gómez de Mora; aunque a lo largo de su historia, la plaza sufrió tres grandes incendios que obligaron a reconstruir las partes más afectadas, prolongando así unas obras que se culminaron con la rebaja de la altura de el caserío que actualmente la rodea y el cierre de sus esquinas a través de grandes arcadas de acceso; en mil ochocientos cincuenta y cuatro.
Estas constantes modificaciones propiciaron que la fisonomía de la Plaza Mayor mutara a lo largo de los años, obsequiándonos hoy con espacios de gran interés como la estatua de Felipe III, erigida en 1616 por Juan de Bolonia y Pietro Tacca; la Casa de la Panadería, su caserío circundante y el primer edificio que empezó a construirse en ella; o el Arco de Cuchilleros, la puerta de acceso más conocida de entre las nueve que posee y la cual debe su nombre al hecho que comunica con la calle Cuchilleros.
No fue hasta mil novecientos sesenta cuando se realizó la nueva reforma que la cerró al tráfico, construyendo entonces el aparcamiento subterráneo que se sitúa bajo ella. Una obra que pereció en mil novecientos noventa y dos, año en que se ejecutó la última actuación hasta día de hoy y que consistió en la decoración mural de la Casa de la Panadería de la mano del artista Carlos Franco. Una obra en la que podemos admirar diversos personajes mitológicos entre los que destaca la mismísima diosa Cibeles.
Sin duda, un lugar ideal en el cual disfrutar de las especialidades más castizas en alguno de los establecimientos situados junto a sus portales o distraerse recorriendo el mercado filatélico-numismático que se celebra durante las mañanas de los domingos y festivos.
La Catedral de la Almudena
Erigido como uno de los edificios monumentales más característicos de la capital, esta catedral de estilo ecléctico impresiona por su grandeza y la belleza de algunos de sus elementos.
Asentada sobre los vestigios de la antigua muralla árabe, la Almudena empezó a construirse a principios del siglo XVI bajo las órdenes del Papa León X. Una obra que quedó paralizada poco tiempo después y que no fue retomada hasta el año mil ochocientos setenta y nueve, gracias al Marqués de Cubas. Aunque el verdadero impulsor del proyecto fue Alfonso XII quién, tras la muerte de su esposa María de las Mercedes, promovió la construcción de la catedral para poder darle sepultura; pues esta no podía ser enterrada en el panteón del Real Monasterio de El Escorial, por haber muerto sin dejar descendencia.
En mil ochocientos ochenta y tres empezaron las obras de la que sería la nueva Almudena. Una remodelación que se inició bajo la dirección del arquitecto Francisco de Cadas y que se encargaron de finalizar Fernando Cheuca Goitia y Carlos Sidro, un siglo después.
A partir de esa fecha se han seguido realizando diversas actuaciones dirigidas a embellecer el patrimonio arquitectónico de la catedral. Como la colocación de esculturas ejecutadas por artistas como Ramón Chaparro, José Luis Parés, Juan de Ávalos y Consuelo Perea o la instalación de las campanas y las puertas de bronce realizadas por Sanguino (otro aclamado escultor).
Con una superficie total de cuatro mil ochocientos metros cuadros, la edificación consta de dos partes bien diferenciadas:
La cripta
Situada en el ala sur, bajo los cimientos de la catedral, su estilo neorrománico recuerda a los templos medievales.
Formada por más de cuatrocientas columnas y capiteles ornamentados con escenas bíblicas y naturales y un total de veinte capillas, una de las piezas más apreciadas que esconde la cripta es la imagen de Nuestra Señora de la Flor de Lis.
Aun siendo una de las zonas menos visitada del conjunto, os aseguramos que su belleza es de un valor incalculable.
La Iglesia
Aunque el exterior de esta no sea lo que más seduzca, lo cierto es que resulta muy interesante la cúpula que la preside. Una construcción de estilo neogótico-barroco en la que se hallan doce estatuas en representación a los apóstoles y el lugar desde el que se obtienen las mejores panorámicas de la ciudad.
Por lo que respeta a su fachada, destacamos en ella las cuatro esculturas en honor a los patronos de Madrid, la estatua de Juan Pablo II y las tres puertas de bronce, además de las dos torres situadas en sus extremos, las cuales confieren al conjunto una gran majestuosidad.
Su interior, en cambio, cautiva nada más entrar. Momento en el que somos conscientes de la magnificencia del templo; formado por una planta en forma de cruz latina con tres naves en la que destaca el Altar Mayor. Una mesa de mármol verde tras la que se encuentra el icono de un Cristo Crucificado de estilo barroco, datado en mil seiscientos veinte.
El ábside, el órgano, la decoración de su nave central y las vidrieras realizadas en cristal de Murano, son algunos de los elementos que sin duda no podremos dejar de admirar, además del retablo dedicado a la Virgen de la Almudena.
Un conjunto litúrgico que da cobijo a una importante parte de la historia arquitectónica de la ciudad.
Horario
- Septiembre-Junio: De 10 a 20 h.
- Julio-Agosto: De 10 a 21 h.
Precio
Aunque la entrada es gratuita, se pide el donativo de 1€ por persona, el cual va destinado al mantenimiento del edificio, así como al pago de los servicios que ésta requiere. Este puede depositarse a la entrada del templo.
Contacto
- Telf: +34 915 422 200.
- Web oficial: Catedral de la Almudena.
- Dirección: Calle Bailén, 10 28013, Madrid (ver en Google Maps).
El Palacio Real
Considerado como uno de los palacios más grandes del mundo gracias a una superficie de más de ciento treinta y cinco mil metros cuadrados y tres mil cuatrocientas dieciocho habitaciones, el Palacio Real de Madrid es la residencia oficial de los Jefes de Estado, es decir, de SS.MM los Reyes de España.
Sus más de dos millones de visitantes anuales atestiguan la exultante belleza de sus rincones y la exclusividad de algunas de sus obras de arte y tesoros, los cuales se revelan como únicos en el mundo.
Como parte de los Reales Sitios gestionados por Patrimonio Nacional, además de ser utilizado por los reyes para sus audiencias y actos oficiales, el Palacio Real es una de las pocas residencias oficiales que permanecen abiertas al público, hecho que confiere vida al lugar.
Edificado sobre el antiguo Alcázar de Madrid, la antigua fortaleza medieval; Felipe II mando su construcción para convertirlo en su hogar en mil quinientos sesenta y uno. Pero fue Felipe V quien le otorgó el característico estilo versallesco, propio del territorio francés, del cual somos testigos hoy.
Una remodelación que el monarca encargó al arquitecto Filippo Juvarra, tras el incendio que el palacio sufrió durante la nochebuena de mil setecientos treinta y cuatro y que se encargó de culminar su discípulo Giambattista Sacchetti en mil setecientos cincuenta y uno, dotando al edificio de una estructura sin madera que garantizase su preservación y en la que fueron instaladas todas las oficinas del gobierno, los oficios de la Real Casa y las dependencias de los servidores de su alteza.
Durante el reinado de Carlos III el Palacio Real vivió su máximo esplendor gracias al estilo italiano que aclamados pintores como el veneciano Tiepolo o el alemán Antonio se encargaron de otorgar a la decoración de la residencia; atesorando finalmente una imagen, fruto de los gustos de cada uno de los monarcas que lo habitaron.
Entre las salas y espacios más representativos destacan el cuarto del rey Carlos III, el Salón del Trono, la Cámara de Gasparini o la Real Armería, donde se exhibe una de las colecciones de fusiles más importantes de Europa.
En el exterior toman especial protagonismo los Jardines del Campo del Moro, un espacioso parque adyacente construido durante el s. XVIII que con el paso de los años y sus pertinentes reformas ha acabado convirtiéndose en uno de los rincones más especiales de Madrid; pues sus arbolados paseos y terrazas son el lugar ideal en el cual concluir la visita al Palacio.
Horario
Octubre-Marzo
- Lunes-Sábado: De 10 a 18 h.
- Domingos: De 10 a 16 h.
Abril-Septiembre
- Lunes-Sábado: De 10 a 19 h.
- Domingos: De 10 a 16 h.
Cierre de taquillas y último acceso a Palacio una hora antes.
Precio
- Entrada general: 12 €.
- Niños entre 5 y 16 años: 6 €.
- Personas < de 65 años: 6 €.
- Estudiantes hasta 25 años: 6 €.
- Niños > de 5 años: Entrada gratuita.
Contacto
- Telf: +34 914 548 700.
- Web oficial: Palacio Real de Madrid.
- Dirección: C. de Bailén, s/n, 28071 Madrid (ver en Google Maps).
El Templo de Debod
Instalado en el Parque del Cuartel de la Montaña, sobre el solar en el que estuvo el antiguo cuartel homónimo, muy cerca de la Plaza de España, este templo egipcio perteneciente al s. II a. d. C. fue donado por el gobierno egipcio a España para evitar que quedara bajo las aguas de la gran presa de Asuán.
Se trata de una capilla que el rey de Meroe Adijalamani ordenó construir en honor a los dioses Amón e Isis, que la dinastía ptolemaica se encargó de ampliar y que años después, los emperadores Augusto, Tiberio y Adriano se encargaron de finalizar; tras la anexión de Egipto al Imperio Romano.
Siglos después, tras la conversión de Nubia al cristianismo, el Templo de Debod fue abandonado hasta que, ya en el s. XX, la construcción de la presa obligo al gobierno egipcio a emprender su traslado.
En mil novecientos setenta y dos, la ciudad de Madrid reconstruyó la estructura piedra a piedra e instaló en su interior una exposición permanente con maquetas y proyecciones audiovisuales que hoy nos permiten conocer su historia y el significado de su ubicación.
Un de los enclaves con magia y misterio de la localidad.
Horario
- Martes-Domingo y festivos: De 10 a 20 h.
Contacto
- Telf: +34 913 667 415.
- Web oficial: Templo de Debod.
- Dirección: Callede Ferraz, 1 28008 Madrid (ver en Google Maps).
La Gran Vía
La arteria principal de Madrid desde que a principios del s. XX Alfonso XIII ordenara la demolición de las casas y calles circundantes para proyectar esta enorme avenida de estilo parisino.
Desde la calle Alcalá hasta la Plaza de España, la Gran Vía muestra, cien años después, todo el esplendor e historia de la ciudad.
Una ronda seccionada en tres partes en las que conviven algunos de los edificios más antiguos de la capital, como el Metrópolis, construido en mil novecientos cinco y de marcado estilo francés; el de Telefónica, de influencia americana y proyectado en mil novecientos veinte como uno de los primeros rascacielos del estado; o el de Carrión, conocido popularmente como el Capitol, de mil novecientos treinta y uno y esencia modernista.
Tarareada en sainetes y zarzuelas, punto de reunión y lugar de paseo; la Gran Vía se ha convertido en escaparate de la burguesía madrileña y uno de los centros neurálgicos de la vida y ocio de la capital.
Aceras congestionadas por tiendas, cines, restaurantes o librerías que se almacenan en la psique del viajero a modo de fotogramas; descomponiendo la esencia de aquel Broadway neoyorquino en el que se inspiraron el cine Rialto o el edificio Hispano Americano, otros de los inmuebles icónicos del paseo.
Décadas colmadas de sucesos y progreso que hoy la Torre de Madrid y sus ciento cuarenta y dos metros de altura se encargan de abanderar, protagonizando una de las estampas más codiciadas de la localidad..
La Plaza de Cibeles
La más emblemática de todas las plazas de Madrid.
Situada en el cruce del Paseo de Recoletos, Paseo del Prado y la calle Alcalá, conformando el límite entre los distritos del barrio Salamanca y el Retiro, la Plaza de Cibeles es templo de peregrinaje de la afición merengues en días de victoria, y en ella se encuentran algunos de los palacios más importantes de la ciudad como: su homónimo; el de Linares, de estilo neo barroco, hoy convertido en el Centro Cultural Casa América o el de Buenavista, erigido en mil setecientos setenta y siete; además de albergar la sede del Banco de España.
Un lugar de referencia para el turismo que en fechas señaladas viste su majestuosa fuente y a la diosa que la preside, de gala.
La Puerta de Alcalá
Mírala, mírala, mírala, mírala, míralaaa… La Puerta de Alcalá… Ahí está, ahí está viendo pasar el tiempooo…. La Puerta de Alcalá. Y sin duda, el famoso estribillo no miente, pues su actual apariencia data de mil setecientos setenta y ocho, cuando Carlos III encomendó su construcción a Francisco Sabatini, en substitución a su predecesora, la cual no era del agrado del exquisito monarca.
Ubicada en la conocida Plaza de la Independencia, la puerta debe su nombre a su situación comunicante con el barrio de Henares y el inicio de la calle Alcalá ; formando parte de la ya extinta cerca que rodeaba Madrid.
De marcado estilo neogótico, en ella se aprecian tres arcos de medio punto que en época pretérita se utilizaron para el paso de carruajes y viandantes.
Entre los ornamentos que decoran la puerta destacan la inscripción en latín del vano mayor, “Rege Carolo III. Anno MDCCLXXVIII” (Siendo Rey Carlos III. Año 1778), los relieves de cornucopias y las cabezas de leones diseñadas por el artista Robert de Michel o el escudo de armas reales sostenido por una Fama y un Genio, y las cuatro virtudes cardinales que la coronan, tallados por Francisco Gutiérrez.
El Parque de El Retiro
Con ciento veinticinco hectáreas y más de quince mil especies forestales, el Parque de El Retiro es el pulmón verde de Madrid.
Declarado Paisaje Cultural Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO el veinticinco de julio del pasado año, el recinto merece especial atención no solo como oasis en mitad de la ciudad. Su amplia oferta cultural y recreativa y un conjunto arquitectónico de notable interés lo erigen como una parte importante de la historia contemporánea de la capital y su sociedad, definiendo un modelo de urbanismo único y singular, adelantado a su tiempo.
El Estanque Grande; la Escuela Municipal de Piragüismo; el Palacio de Velázquez o el de Cristal (ejemplo de la arquitectura de hierro española), conviven entre los hermosos paisajes que esbozan los jardines de Vivaces, el de Cecilio Rodríguez, los del Arquitecto Herrero Palacios, la Rosaleda o el Parterre Francés.
El parque cuenta también con un buen número de esculturas como la del Ángel Caído; y fuentes, entre las que destacan la de la Noria de Agua o la de los Galápagos. Además de albergar la sorprendente Ermita de San Pelayo y San Isidro, el Bosque del Recuerdo (en homenaje a las víctimas del 11 M); el Teatro de Títeres; un bello mirador y el reservado de Fernando VII. Un espacio en el que se congregan la Casa del Pescador, la Montaña Artificial y el Florida Retiro, dedicado este, al ocio y la hostelería.
Completan la visita, El Centro Deportivo Municipal La Chopera, la Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías, el Centro Cultural Casa de Vacas y el Observatorio Meteorológico.
Añadir que el Retiro cobra especial relevancia durante San Isidro, acogiendo los fuegos artificiales que clausuran su festividad.
Horario
- Octubre-Marzo: De 6 a 23 h.
- Abril-Septiembre: De 6 a 00 h.
El Museo de El Prado
Una de las mejores pinacotecas del mundo.
Situado en el Paseo del Prado, el edificio que alberga el museo fue construido durante el mandato de Carlos III, popularmente conocido como el “rey alcalde”; aunque no fue hasta el diecinueve de noviembre de mil ochocientos diecinueve y bajo el reinado de Fernando VII, cuando definitivamente abrió sus puertas bajo el nombre de Museo Real de Pintura y Escultura.
Desde murales románicos datados en el s. XII hasta obras de finales del XIX, las colecciones que atesora El Prado destacan por la presencia de grandes nombres como Ribera, Zurbarán, Velázquez, Goya, El Greco, Tiziano, Rubens o El Bosco. Lienzos que pleitean por la atención de los visitantes con más de siete mil dibujos y grabados, setecientas esculturas y otros objetos de valor incalculable.
Sin duda, uno de los imprescindibles que ver en Madrid.
Horario
- Lunes-Sábado: De 10 a 20 h.
- Domingos y festivos: De 10 a 19 h.
HORARIO DE GRATUIDAD
- Lunes-Sábado: De 18 a 20 h.
- Domingos y festivos: De 17 a 19 h.
Acceso al Museo hasta 30 minutos antes del cierre.
Precio
- Entrada general: 15 €.
- Personas < de 65 años, familias numerosas y Carnet Joven: 7,5 €.
- Niños > de 18 años y estudiantes hasta 25 años: Entrada gratuita.
Contacto
- Telf: +34 913 302 800.
- Web oficial: Museo Nacional de El Prado.
- Dirección: Calle Ruiz de Alarcón 23, 28014 Madrid (ver en Google Maps).
El Rastro
Organizado en el barrio de La Latina, El Rastro es uno de los mercados al aire libre de objetos de segunda mano más antiguos del país y uno de los más conocidos del mundo.
El Candem Market de Londres, el Marché aux Puce de París. Con más de cuatrocientos años de historia, El Rastro planta sus puestos y paradas todos los domingos y festivos, ofreciendo multitud de pequeñas joyas y gangas desde las nueve de la mañana a las tres de la tarde, de manera ininterrumpida.
Su centro neurálgico se sitúa en la Plaza de Cascorro, en la cual se erige la estatua de Eloy Gonzalo; uno de los héroes nacionales de Madrid.
Desde allí y tomando la plaza como vértice, el mercado se extiende por las calles de Toledo; Mira el Río; Embajadores; Ronda de Toledo; la plaza del General Vara del Rey o la Ribera de Curtidores, una de las zonas más concurridas de El Rastro. Antiguamente, en sus calles se hallaban las tenerías y se cree que estas dieron origen al nombre del mercado; precisamente por el rastro de sangre que dejaban los animales procedentes del matadero, cuando eran arrastrados hasta las curtidurías para extraerles las pieles.
A partir de aquí el bazar se estructura en diferentes zonas según los artículos que ofertan sus paradas. Las famosas Galerías Piques; las Nuevas Galerías; la calle San Cayetano o de "Los Pintores", por su venta de cuadros; la de Fray Ceferino González o de "Los Pájaros", por la venta de aves y jaulas; o la de Carlos Arniches y Carnero en la que podemos encontrar un gran volumen de libros de segunda mano.
Finalmente, en la parte baja se encuentra la Plaza del Campillo Nuevo. Una amplia explanada donde abundan revistas de ediciones caducas, vinilos en busca de tocadiscos, cromos y chapas olvidados y artículos de menaje que nos recuerdan las cocinas de nuestras abuelas.
Su gran popularidad ha generado la ampliación de su oferta, consagrando ya como un hecho los Sábados de El Rastro, celebrados el primer y tercer sábado de cada mes.
Una propuesta que presenta cuatro circuitos por la zona. La Feria del Desembalaje, dónde encontramos una gran colección de antigüedades de pequeño y gran formato; el Circuito Gastro, que incluye una selección con los mejores bares y restaurantes; el Circuito Comercio, con obras de arte, artesanía y fotografía y el Museo de Artes Populares, el cual nos transportará a épocas pasadas.
Se dice que en el Rastro de Madrid puedes encontrar todo lo que puedas imaginar, y lo cierto es que, si no es así, poco debe faltar. Bisutería, fontanería, ferretería, películas, bolsos, cinturones, material eléctrico, ropa de todo tipo, recambios de automóvil, abanicos, instrumentos musicales, muebles viejos, lámparas, lencería, llaves, sombreros, perfumería, velas, paraguas, relojes, bolas del mundo, muñecos, banderas y un larguísimo etcétera.
Y así se despide Madrid, una ciudad donde historia, cultura y ocio no parecen no tener final.