Volcanes de La Garrotxa

Volcanes de la Garrotxa, vestigios de un pasado destructivo

El parque natural y área volcánica de la Garrotxa es una de las tierras más únicas de Europa. Nos muestra cómo era nuestro planeta hace millones de años a partir de los cadáveres de lo que un día fueron volcanes en erupción, capaces de cubrir todo el paisaje en lava al rojo vivo y destruir varios ecosistemas a la vez.

Con un total de 40 conos volcánicos (de los cuales 23 se preservan admirablemente bien) a 10 cráteres únicos y más de 20 ríos de lava petrificados, podemos viajar en el tiempo e intentar empatizar con las formas de vida que existían en épocas remotas.

El terreno recuerda a la superficie de la luna, aunque, a diferencia de ella, solo conserva la textura. Sus colores magenta, negro, verde, rojo y violeta no se asemejan en nada con la naturaleza pálida de nuestro astro más próximo. Este tipo de terreno se expande hasta las costas de l’Empordà, cosa que aproxima la zona donde el mar mediterráneo se convierte en una belleza superior a las montañas que se encuentran en su horizonte.

En este artículo vamos a repasar los 5 volcanes, o zonas volcánicas, más importantes de la Garrotxa, destacando lo que siempre ha sido evidente: esta es una tierra de belleza árida e incapaz de dejarnos indiferentes.

Volcán de Santa Margarita

Encontrado cerca del municipio de Santa Pau, en la misma Garrotxa, se encuentra uno de los volcanes más emblemáticos de toda esta área volcánica: Santa Margarita.

La última vez que la montaña de fuego explotó fue hace unos 11.000 años, cuando la raza humana empezaba a entender por fin la agricultura y cómo pasar de ser nómadas a sedentarios, creando una nueva era en nuestra historia. Básicamente, hace dos telediarios.

Con una altitud de 700 metros, el volcán de Santa Margarita nos permite recorrer su cima, creada a partir de la petrificación de la lava, cuya extensión disfruta de 2.000 metros de perímetro, cosa que nos permitirá contemplar paisajes increíbles a 360º.

Dicho volcán recibe su nombre gracias a una iglesia situada en medio de las tierras donde se encuentra el monstruo de lava llamada, obviamente, Santa Margarita, cuya arquitectura es de origen románico.

La única manera de poder visitar este volcán es a pie, y si bien no es una excursión demasiado complicada, no empecéis a escalar por la tarde, pues se os va a hacer de noche antes de alcanzar la cima y, entonces, ya nos explicaréis cómo habéis vuelto.

Cráter del volcán de Santa Margarida.

Castellfollit de la Roca

Este pueblo tan singular, situado en medio de una zona volcánica bastante amplia, está localizado a 296m por encima del nivel del mar, lo cual lo hace alzarse por encima de un acantilado formado a partir de la erosión producida por los ríos Fluvià y Toronell, que eran mucho más imponentes hace miles de años.

Midiendo menos de 1 km cuadrado, Castellfollit de la Roca es uno de los pueblos más pequeños del territorio catalán, lo cual lo nivela con los otros pueblos y ciudades de aquella zona. Todo el prepirineo y pirineos catalanes están formados por diferentes pueblos y villas de pocos habitantes, que se expanden hasta llegar a Aragón por el oeste y Francia por el norte.

Para poder contemplar como Dios manda todas las tierras volcánicas que rodean el pueblo recomendamos subir hasta el campanario de la iglesia local, lo cual nos dará la altura necesaria para poder apreciar cómo de espectacular puede ser la naturaleza y lo que se esconde más allá de las montañas.

Vistas del pueblo Castellfollit de la Roca.

El Croscat

Este es, sin duda, el volcán más conocido de Cataluña, pues es el que sale en todos los libros educativos de geografía. Es donde las escuelas organizan sus excursiones y, básicamente, un símbolo identitario de esas tierras.

Situado entre los pueblos de Santa Pau y Olot, el Croscat es un volcán muy especial por su aportación a la construcción gracias a que ha proporcionado a muchas empresas interesadas una mina generosa de barro durante los últimos 25 años, cosa que provoca su estética tan característica.

Siendo uno de los volcanes más grandes de la península, lo que hace tan especial al Croscat es el hecho que podemos ver su interior a ojo desnudo, dándonos unas vistas espectaculares sobre lo que solía ser un pozo de lava a temperaturas que rivalizan con las del sol.

Si queremos visitarlo en persona solo debemos caminar durante 2,9 km, haciendo que ir a verlo sea como una aventura familiar para, una vez llegados ahí, poder pasar el día con la mejor compañía, pues la flora encontrada en esos lares no nos dejará indiferentes.

Vista aérea del volcán El Croscat.

El volcán Montsacopa

Con más de 120 metros de diámetro, marcando 12 metros de profundidad, encontramos el cráter de Montsacopa. Si decidimos visitarlo, nos dará también una panorámica completa de la Garrotxa, con el pueblo de Olot a tocar. Y decimos eso porque el Montsacopa está situado en el centro del pueblo, así que podemos decir que Olot es realmente un lugar volcánico.

Como curiosidad histórica debéis saber que, durante la Guerra del Francés, Montsacopa sirvió de punto estratégico para los soldados españoles pues, gracias a una visibilidad superior, se podía tener controlado desde el mismo pueblo, a Castellfollit, Riudaura y la Vall de Bianya. Para que digan que las guerras no se luchan a partir de la geografía.

Volcán Montsacopa.

El pueblo de Santa Pau

Para acabar este recorrido por los volcanes de la Garrotxa nos encontramos con el pueblo medieval de Santa Pau, que nos ofrece de entrada unas vistas espectaculares sobre el río Ser. Incluso elevando dicha noción un día donde la niebla se haya disipado, pues será cuando podamos contemplar el Golfo de Rosas y el mar como si estuvieran a tocar.

Si nos paseamos por su parte antigua, que es prácticamente todo, nos encontraremos el castillo que solía gobernar estas tierras entre el siglo XIII y XIV, junto a la plaza del pórtico y otros lugares de interés cultural.

Aparte, tenemos un mercado medieval totalmente modernizado, la iglesia gótica de Santa María y otros miradores o rincones secretos para explorar con nuestros seres queridos, aunque no os olvidéis de contemplar la Vall del Ser en la distancia, por lo contrario os lamentaréis durante meses.

Santa Pau es un buen punto final si decidís hacer una ruta completa por La Garrotxa, pues actúa como capítulo final redondo dentro de lo que es conectar con el pasado y la naturaleza.

Pueblo de Santa Pau en La Garrotxa.

Volcanes de La Garrotxa en el mapa

Como podéis contemplar, el área volcánica y volcanes de la Garrotxa son un paisaje imprescindible para visitar en cualquier momento del año. No lo dudéis y atreveros a visitar la superficie de la Luna terrestre para perderos entre miles de años de evolución.

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