Si bien puede ser considerado el punto comercial más descarado de todo Marruecos después de Marrakesh, Casablanca es más que cuatro tiendas o un set de película legendario. Esta es la ciudad donde solo existe la clase alta y la baja, dejando la media aparcada en nuestra más libre imaginación.
Situada a pocos kilómetros de la capital de Marruecos, Rabat, Casablanca ha sido un destino turístico y de negocios desde hace muchas generaciones. Si bien sirvió de punto neutro durante la ascensión del Tercer Reich y la Segunda Guerra Mundial, esta ciudad árabe se ha consagrado como un destino imprescindible para todo aquel que quiera vivir, y estudiar, esta cultura de oriente con todos los detalles posibles.
¿Qué visitar en Casablanca?
Al llegar a cualquier nueva destinación, lo más importante es organizar qué visitar y cómo visitarlo. Seguidamente, os ofrecemos varias opciones que serán de vuestro interés y de seguro que convertirán vuestra visita a Casablanca en una experiencia que nunca se os olvidará.
Mezquita de Hassan II
Si bien en Casablanca los extranjeros no pueden acceder a las mezquitas, la de Hassan II es una excepción, convirtiéndola en la única de su categoría donde hay tours personalizados y cuatro horarios diferentes para ser visitada.
Es obligatorio ir sin zapatos y no grabar vídeos, las fotografías con flash están permitidas, haciendo que nos deleitemos con la arquitectura y arte árabes en su máximo esplendor. Todo esto es parecido a si visitamos la Alhambra de Granada, pero con la diferencia de estar en un país del oriente próximo y no en medio de Andalucia.
La mezquita de Hassan II esconde muchas sorpresas y, si bien no queremos adelantaros nada, que sepáis que cada segundo de vuestro tiempo estará bien invertido.
La corniche de Casablanca
Si deseamos desconectar por la noche o, simplemente, montar una fiesta de las que hacen historia, el corniche de Casablanca es ideal como contexto para dicho escenario.
Con una consecución de restaurantes abundante, piscinas a pie de mar, pues este puede llegar a ser muy peligroso.
Museo del judaísmo marroquí
Creado después de la Segunda Guerra Mundial para dar refugio a los judíos víctimas del nazismo, el museo del judaísmo marroquí fue reconvertido a finales de los 90, concretamente en 1997, y concluyó su renovación en 2013.
Situado en el barrio Oasis de Casablanca, este museo ofrece desde joyas antiguas de la edad media, a la vestimenta de épocas pasadas, objetos únicos como el Bimah, plataforma de oración de la antigua Grécia y la constitución de Marruecos aprobada en 2011 que simbolizó la unión entre este pueblo y el judío.
Si bien llegaron a haber 300.000 judíos en Marruecos y los países árabes, con la creación del estado de Israel todos se fueron hacia su tierra, dejando atrás un pasado retorcido para encarar un futuro familiar.
La Medina
Sin duda, el barrio más importante de Casablanca y, si bien no está tan bien conservado como el de Marrakesh, este laberinto de calles y hogares será un deleite para nuestros sentidos.
Si bien el origen de este lugar data del s.XVIII, cuando era una colonia portuguesa, no es hasta el s.XIX cuando los árabes realmente establecen su esencia y cultura en estas calles donde, hoy en día, si bien se pueden visitar, no guardan el mejor aspecto y están en proceso de decadencia.
Como apunte extra, mencionar que la Medina está llena de pequeñas capillas dedicadas a las deidades musulmanas, cosa muy recomendable a visitar pues, cuando visitas cualquier lugar, entender y respetar sus costumbres, religión, cultura y otras características principales, ayuda a enriquecernos y a establecer empatía con el estilo de vida local.
Catedral du Sacre Coeur
Si bien hoy en día se encuentra en clara descomposición, la Catedral del sagrado corazón es un edificio que merece ser contemplado, aunque sea desde la distancia, pues combina de manera magistral la arquitectura europea y árabe para optar por un acabado pálido como la Luna pero de excelente riqueza cultural.
Si bien hoy en día todavía acepta visitantes, esta Catedral cesó sus actividades religiosas en 1956 con la independencia de Marruecos como colonia francesa. A partir de ese momento, en vez de destruirla, se decidió preservarla para que las futuras generaciones pudieran disfrutar de esta hermandad de culturas sin ningún impedimento político.
La ciudad de Azamor
Situada a 70km de distancia de Casablanca, siguiendo la costa, Azamor fue una ciudad comercial durante la época del Imperio Romano, el cual comerciaba con los fenicios utilizando este lugar como punto neutral.
Con 40.000 habitantes a día de hoy, durante la baja Edad Media, en el s.XV, Azamor pasó a formar parte de las colonias portuguesas, limitando su poder económico-social y siendo esclavos del rey portugués, el cual se valió de un bloqueo marítimo para aislar la ciudad.
Curiosamente, el dominio portugués duró solo menos de un siglo, abandonando Azamor por las dificultades económicas que suponía mantenerla y, hasta el siglo XX, gracias a la aportación francesa, no se convirtió en una humilde villa de pescadores que, hasta día de hoy, no ha formado parte de ningún imperio moderno.
Si bien Casablanca ha quedado inmortalizada gracias al cine de los 40 y un Hollywood ambicioso, este punto de interés marrueco es mucho más que un bonito lugar para visitar si uno está de paso.
Junto con Rabat y Marrakesh en importancia, pero con una población superior en números, Casablanca se ha convertido en una referencia del turismo mundial que, con los años, nunca ha reducido cantidad de “espectadores” que desean pasear y saborear esta maravilla de un oriente ambicioso.