Lanuza es un pequeño tesoro en el corazón del Pirineo Aragonés, cuya historia se remonta al siglo XIII, cuando aparece mencionado en documentos por primera vez. Sin embargo, su relato más conmovedor surge en el siglo XX. En 1976, la construcción del embalse de Lanuza forzó el despoblamiento casi total del pueblo, sumergiendo parte de su historia bajo las aguas y dejando sus calles desiertas y silenciosas.
Los habitantes se vieron obligados a dejar atrás sus hogares, sus tierras y sus recuerdos. Sin embargo, a principios de los años 90, antiguos residentes y sus descendientes comenzaron a regresar, impulsados por el amor a su tierra y la voluntad de recuperar la vida en este rincón tan especial del Pirineo.
Este resurgimiento de Lanuza no solo significó la restauración de sus edificios, sino también la renovación de su alma, con tradiciones que volvieron a florecer y nuevas generaciones que mantienen vivo su legado.
Geografía
Situado en el impresionante Valle de Tena, Lanuza está rodeado por los Pirineos aragoneses. A una altitud de 1.284 metros, el pueblo se encuentra en la orilla del embalse de Lanuza, ofreciendo un escenario montañoso ideal para los amantes de la naturaleza. El entorno es perfecto para disfrutar de la tranquilidad y el aire puro.
Clima
El clima de Lanuza es típicamente pirenaico, con inviernos fríos y veranos frescos. Las nevadas son comunes en invierno, creando un paisaje blanco que invita a disfrutar de actividades como el esquí y las caminatas invernales. En verano, las temperaturas suaves y la vegetación verde hacen de Lanuza un lugar perfecto para el senderismo y el relax.
Cómo Llegar
Llegar a Lanuza es fácil, pero implica un viaje pintoresco. Desde Huesca, se puede tomar la A-136 en dirección a Francia. El trayecto ofrece vistas espectaculares de los Pirineos. También hay autobuses desde Huesca y Zaragoza que te dejarán cerca del pueblo, permitiéndote disfrutar del paisaje sin preocuparte por la conducción.
Lugares Relevantes
Embalse de Lanuza
Este embalse no solo proporciona un entorno tranquilo para paseos y fotos, sino que también es el escenario del famoso Festival Pirineos Sur. Sus aguas turquesas, rodeadas de montañas, lo convierten en un lugar icónico.
Iglesia de El Salvador
Con su relicario de plata del siglo XVI y su arquitectura tradicional, esta iglesia es un testimonio de la historia religiosa de Lanuza. Restaurada recientemente, es un lugar de paz y reflexión.
Caserío Montañés
Las casas de piedra y pizarra de Lanuza conservan el estilo tradicional pirenaico. Un paseo por estas calles estrechas es como retroceder en el tiempo, con cada rincón contando su propia historia.
Miradores de Lanuza
Varios miradores estratégicamente situados ofrecen vistas panorámicas del embalse y las montañas. Son perfectos para capturar la belleza de Lanuza en diferentes momentos del día, especialmente durante el amanecer o el atardecer.
Eventos Festivos
El evento más destacado es el Festival Pirineos Sur, un festival de música y cultura que se celebra en un auditorio flotante sobre el embalse. Además, en mayo se celebra la festividad de Santa Quiteria, con procesiones y actividades tradicionales, mientras que en agosto se organizan las fiestas patronales en honor a San Roque.
Actividades
Lanuza es un paraíso para quienes disfrutan del aire libre. En verano, puedes embarcarte en rutas de senderismo que te llevarán por paisajes montañosos de ensueño. Los niños pueden disfrutar de paseos en bicicleta y actividades junto al embalse, como remar en canoas.
En invierno, la proximidad a Formigal y Panticosa hace que Lanuza sea un excelente campamento base para esquiar. Además, no te puedes perder la experiencia de hacer snowshoeing o rutas en raquetas de nieve por los senderos cercanos.
Gastronomía y Restaurantes
La gastronomía de Lanuza es un homenaje a los sabores auténticos de los Pirineos, donde cada plato refleja la riqueza cultural y natural de la región. No puedes dejar de probar especialidades como las migas a la pastora, el ternasco de Aragón o las truchas frescas del río, todas preparadas con recetas tradicionales.
Además, no faltan delicias como las chiretas y el cordero asado, que puedes disfrutar en restaurantes cercanos como Tres Quiñones en Sallent de Gállego o Vidocq en Formigal. Completa la experiencia con postres como la tarta de queso de los Pirineos o unas torrijas, acompañados por un vino local o un refrescante mosto.
Para una experiencia completa, no te pierdas las empanadas rellenas y los espárragos montañeses, que también se ofrecen en los restaurantes de la zona. Entre ellos, Lavedan en Tramacastilla de Tena o La Cabaña Grill & Chill en Panticosa destacan por su oferta de platos tradicionales con un toque moderno.
Alojamiento
Lanuza ofrece varias opciones de alojamiento, desde acogedoras casas rurales hasta hoteles boutique. Una opción destacada es El Balcón del Pirineo, donde puedes hospedarte en apartamentos con chimenea y vistas al embalse. Otra opción es Hotel Almud, en Sallent de Gállego, un hotel con encanto que ofrece un ambiente familiar y todas las comodidades.
Si buscas algo más exclusivo, La Casueña es una pequeña joya en el corazón del valle, perfecta para parejas que buscan un retiro romántico. Además, hay campings y refugios en los alrededores, ideales para los más aventureros que desean estar más cerca de la naturaleza.