Situado cerca de la ciudad de Málaga, concretamente entre la zona de Cerro Gordo y Nerja, el acantilado y cascada de Maro pertenecen a un paraje natural único que siempre ha atraído a locales y turistas durante muchos años. Este lugar abarca desde el mismo Cerro Gordo hasta las cercanías de Maro. Con ello hay que remarcar que este santuario, por mucho que sea un acantilado y cascada, abraza más territorio marítimo que terrestre, cosa que no deja de ser un tanto curiosa.
No obstante, ¿qué hace especial a este lugar de las costas malagueñas?
Un paraíso natural entre pueblos
Desde la reserva natural de Cerro Gordo, siguiendo la autovía del mediterráneo hasta Maro y acabando en Nerja, municipio responsable de actuar como contexto principal de la famosa serie Verano Azul, este oasis andaluz no deja indiferente a nadie que se aventura a visitarlo con todas las consecuencias.
Por mucho que el paraje natural de Maro no alcance la localidad del mismo nombre o Nerja, en este último también podéis disfrutar de una línea de costa de agua cristalina con calas de belleza única y temperaturas intensas en verano. Incluso podéis ir andando siguiendo la costa y disfrutando de un paisaje armonizado con la melodía de las olas al lamer la superficie.
Una de las ventajas más destacables es que las rutas que llevan hasta el acantilado y cascada de Maro están conectadas por caminos rurales que se mueven entre la maleza y os harán conectar con los bosques cercanos, secos en naturaleza pero verdes gracias a la humedad cercana que les proporciona el mar.
No obstante, hay un detalle muy evidente que hay que tener en cuenta: es un acantilado. Eso, obviamente, significa que descender por este lugar puede llegar a ser muy peligroso sin el equipo y material adecuado, pues es una caída libre que puede tener un final cruel en caso de no seguir vuestro instinto y las instrucciones correctas.
Paisajes y geología imposible
Con calas escondidas entre el oleaje turquesa de aguas mediterráneas; rocas pulidas a partir de las agresiones corrosivas de la sal; zonas de agua moldeadas por una calma terapéutica, ideal para darse un baño y olvidarse del resto del mundo.
Por si fuera poco, la erosión del agua también ha creado cuevas escondidas entre sombras, unas que siempre podréis visitar pero con la protección adecuada y la máxima precaución. Dichas grutas también esconden historia de nuestro planeta, pues la textura de la roca, junto a las formaciones calcáreas, nos permiten viajar en el tiempo para entender geológicamente nuestro pasado.
Aunque el espectáculo no está solamente en tierra firme y a ojo desnudo. El fondo del mar es refugio de un ecosistema único que hace gala de una belleza misteriosa. Si lleváis vuestro equipo de buceo (aunque sea el sencillo) podréis experimentar con vuestros sentidos la cara oculta del planeta; ese lugar del cual, en el fondo, no sabemos absolutamente nada.
La fauna y la flora acudirán a vosotros como si fueran mensajeros de la naturaleza. Muchas especies de pescado se dejarán observar, pues no todos tienen miedo a los humanos. Los bosques de plancton, algas y otros vegetales acuáticos permanecerán abrazados a las rocas, esperando a ser estudiados por el ojo inexperto.
Desde crustáceos a moluscos; invertebrados y esponjas. Aunque es la especie de coral naranja la más especial, pues está considerada en peligro de extinción. En esta villa marítima todo tiene cabida, incluso vosotros. No cabe decir que es obligatorio respetar toda forma de vida que encontréis. Recordad que estáis en su casa y, por muy buenos anfitriones que sean, tienen más derecho que vosotros de estar ahí.
Donde el dulce y el salado se unen
Sí. Una de las características más especiales que tiene el acantilado y cascada de Maro es la unión del agua dulce y salada. El mar mediterráneo se fusiona con la desembocadura del Río Maro y, unos kilómetros más hacia Nerja, el Río de Sanguino. Como consecuencia, cuando os bañéis en la misma zona de los acantilados notaréis un sabor especial en ese agua, algo que no recuerda al mar o a los ríos, sino un híbrido de ambos. Una experiencia que pocas veces podréis experimentar.
Partiendo de este concepto, muchos son los valientes que se atreven a saltar desde lo alto del acantilado de Maro. Concretamente, desde la cima de su cascada, una caída en picado de 15 metros donde el agua tiene más fuerza de la que os podáis imaginar.
Como aviso a navegantes, nunca intentéis hacer eso, o pasar por debajo de la cascada, en primavera. Debido a la intensidad y el cabal superior gracias a las lluvias torrenciales, el contacto con la cascada os podría suponer heridas de gravedad en vuestro cuerpo y una visita relámpago al hospital.
Como apunte final, este paraje natural, con agua nacida de las Grutas de Nerja, ofrece la posibilidad de visitar todo su perímetro natural con Kayak, haciéndolo tanto una actividad perenne como un negocio que ha dado sus frutos durante los últimos años.