Montañas de Uludag

Yalova y Bursa: una ciudad balneario entre montañas nevadas

A pocos kilómetros del centro de Estambul, pasado el mar de Mármara, se levanta una cordillera enorme. En los días claros, si las nubes lo permiten, estas montañas se pueden ver bien claras allá al fondo, con sus cimas nevadas la mayoría de los meses del año. Son las montañas de Uludag que, con una altitud máxima de 2.500 metros, son una de las cordilleras más altas de Turquía.

Pero que su altitud tampoco tan excepcional no engañe: Uludag es un sitio especial, sobre todo, porque están a tan solo 20 kilómetros del mar, y justo encima de la ciudad de Bursa, la cuarta mayor ciudad de Turquía, antigua capital del imperio Otomano, ciudad patrimonio de la humanidad y en cuyas afueras se encuentra el pueblo de Yalova, con las aguas termales más importantes del país.

Uludag es mar y montaña a pocos metros de distancia, calor y frío a partes iguales, baños calientes y pistas de esquí a 20 minutos, historia y modernidad, además de una tradición de kebabs de las más famosas de Turquía. El lugar permite todo tipo de actividades, muy distintas entre ellas.

Yalova: aguas y bosques termales

La primera parada es Yalova, donde llega el ferry desde el centro de Estambul y que tarda algo menos de una hora en llegar a puerto. Yalova es el pueblo balneario de Turquía por excelencia, y la localidad, sobre todo en el sur, está llena de pequeños hoteles con piscinas de agua termal.

No muy lejos de ellos está el bosque nacional Aksa, la verdadera joya de la corona del lugar: el bosque está lleno de pequeños lagos, riachuelos y cataratas naturales, muchas de las cuales llevan agua caliente que proviene del subsuelo. El bosque y sus aguas permiten los baños al aire libre tanto en verano como en invierno.

Pero sin duda la mejor época para visitar el lugar es en invierno, cuando el frío de la atmósfera invita a pasarse horas dentro de las aguas termales y balnearios de Yalova.

Y el bolsillo también acompaña: de media, pasar una noche en un hotel del pueblo, con piscina y balneario incluido, oscila entorno a los 40 euros. Y todo, cabe recordar, a una hora en ferry desde el centro de Estambul.

Vista de Yalova desde la montaña.

Bursa

Un poco más al este, tras pasar los campos y bosques, aparece la ciudad de Bursa, la cuarta mayor de Turquía y sin duda una de las más históricas. Como durante siglos fue la capital del Imperio Otomano —antes de que los sultanes conquistasen Constantinopla y la convirtiesen en Estambul— Bursa fue la capital, y en ella se encuentran miles de monumentos y mezquitas imperiales.

El centro de la ciudad, de hecho, refleja ese pasado glorioso otomano-medieval. Caminar por el centro de Bursa es hacer un viaje al pasado, entre callejuelas y pasillos que dan a pequeñas plazas donde árboles centenarios, situados en el centro, dan sombra a las cafeterías y restaurantes que se han colocado a sus alrededores. Y comer en Bursa es algo que se tiene que probar, aunque puede no ser del gusto de todos.

Algunos de los kebabs de mejor calidad de Turquía provienen de Bursa y hay, uno, sobre todo uno, que sobresale de todos ellos. Es el kebab iskender, toda una bomba. Y consiste en lo siguiente: pedazos de pan de pita se colocan en el fondo del plato, sin nada debajo, y acto seguido son bañados con una salsa de tomate frito. El tomate y su humedad emblandecen el pan.

Sobre el tomate se coloca la carne de kebab, que puede ser de ternera o de cordero, y sobre la carne, mantequilla líquida, frita y quemando. La mantequilla, al ponerla sobre el plato, hierve la carne y la salsa de tomate, y hace que los sabores se junten. Después, ya no hay más que hacer: mezclar todo y, si se quiere con algo de yogur blanco, comer.

Pero no todo es comida y kebabs en Bursa. Algunas de sus mezquitas, como la Ulu camii y la Yesil camii, son de las más famosas del país y son patrimonio de la humanidad. Sobre todo la Yesil camii, situada en el barrio Yesil mahalesi, que significa “barrio verde”. El barrio consiste sobre todo en antiguas casas y pequeñas mansiones de madera, construidas hace siglos.

Una de las impresionantes mezquitas de Bursa.

Sobre la montañas de Uludag

Un poco más al este queda la última parada: las montañas de Uludag, que empiezan justo cuando termina Bursa. De hecho, las montañas están tan pegadas a la ciudad que algunos barrios de la localidad cuelgan sobre la cuesta que, empinadísima, sube al cielo en cuestión de pocos metros.

La subida se puede hacer por carretera o por teleférico, que lleva desde la ciudad, situada a 400 metros sobre el nivel del mar, a los hoteles en las montañas, a 1.800 metros de altitud. No hay, probablemente, otro trayecto de teleférico igual de espectacular el mundo.

Una vez arriba, Uludag se muestra con todo su esplendor, con una oferta de hoteles y casas rurales enorme, además de varias pistas de esquí, que son las favoritas de los estambuleños. Lejos de las pistas, además, también hay ofertas de ocio como excursiones por la montaña, y un parque natural enorme donde estar entre natura, bosques y mucha nieve.

Uno de los pueblos de las montañas de Uludag.

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